El socialista Jospin s¨®lo ha cesado a tres altos cargos desde que lleg¨® al poder
El actual Gobierno de coalici¨®n de Lionel Jospin pasar¨¢ a la historia por ser el que menos nombramientos y ceses ha ordenado despu¨¦s de tres meses en el poder. En 1986, cuando Chirac se encontraba en situaci¨®n inversa, es decir, con ¨¦l como primer ministro y el socialista Mitterrand de presidente, 79 altos cargos hab¨ªan sido reemplazados, pocos meses despu¨¦s M dictamen de las urnas, por personas afines al gaullismo.
Entonces se habl¨® del Estado RPR como antes se hab¨ªa definido el per¨ªodo 1981-1986 como de dictadura socialista porque en esos casi seis. a?os el Consejo de Ministros cambi¨® de puesto al 94% de los altos funcionarios. Jospin, de momento, s¨®lo ha trasladado a tres personalidades.El precedente socialista entre 1981 y 1986 no es, sin embargo, una referencia v¨¢lida porque corresponde a una fase de numerosas nacionalizaciones. A modo de ejemplo, hall que tener en cuenta que De Gaulle, Pompidou y Giscard fueron 35 los presidentes ejecutivos nombrados por el jefe del Estado mientras que con Mitterrand la cifra creci¨® hasta 145.
En la actualidad y a partir de un decreto de presidencia, el Consejo de Ministros tiene poderes para nombrar a unos 500 presidentes, aunque no los ejerce.
Los tres ca¨ªdos en desgracia no est¨¢n, adem¨¢s, relacionados con la empresa publica. Se tratan de un prefecto -cargo equivalente al del antiguo gobernador civil-de reconocidas simpat¨ªas ultraderechistas, el jefe de la polic¨ªa judicial, que ya estaba inhabilitado por la Justicia por las irregularidades cometidas al intentar proteger a su amigo Jean Tiberi, y el m¨¢ximo responsable de los servicios secretos.
Entre esos 500 cargos de casi libre designaci¨®n presidencial o gubernamental -Chirac no est¨¢ en condiciones de ejercer ni el derecho al veto ni de imponer a sus favoritos- figuran, pues, los 145 presidentes ejecutivos de empresas.El inter¨¦s nacional
Tambi¨¦n hay un cierto n¨²mero de magistrados, de responsables de puertos aut¨®nomos, de emisoras de televisi¨®n o radio p¨²blicas, de agencias de prensa, de consejeros del Banco de Francia, de embajadores, rectores de universidad, directores de museos o centros teatrales . Igualmente, se encuentran los 73 prefectos y cargos militares o de sociedades privadas pero cuya actividad es consideradas de inter¨¦s nacional y cuya importancia justifica que el Estado opine sobre qui¨¦n debe dirigirlas.
Al frente de los ferrocarriles, de la SNCF, permanece Louis Gallois, al igual que se ocupa de la privatizaci¨®n de la operadora France T¨¦l¨¦com el mismo Michel Bon que lo hubiese hecho con Alain Jupp¨¦. En Renault, Louis Schweitzer cierra Vilvoorde y plantea al mismo tiempo la extensi¨®n del trabajo a tiempo parcial, tal y como ya planeaba con el anterior Gobierno.
Son presidentes de grandes empresas que sobreviven al cambio, que adaptan sin dificultades sus modos y ritmos a la mayor exigencia social del Gobierno de Jospin. Y lo mismo puede decirse del fabricante de motores SNECMA, de la electr¨®nica militar de Thomson-CSF, de la petrol¨ªfera Elf y de tantos otros, que no han conocido la tradicional caza de brujas pol¨ªtica de otros pa¨ªses o ¨¦pocas.
Una circular de Jospin fechada el pasado 6 de junio recorda.ba a todos sus ministros que "el Estado ha de ser neutral" y que esa idea central deb¨ªa regir a la hora de los nombramientos.
S¨®lo Christian Blanc, el presidente de Air France, parece desmentir esa confianza en la "neutralidad" de las personas. Sin embargo, Blanc ni ha dimitido ni ha sido cesado, sino que ha renunciado a presentarse a la reelecci¨®n.
, Cargos de gran contenido pol¨ªtico-ideol¨®gico, como el de responsable de la TV p¨²blica, est¨¢n en manos; del giscardiano Xavier Gouyou-Beauchamps y el Gobierno Jospin deja que sea el CSA, el Consejo Superior del AudiovIsual, el que vele por la pluralidad de las opiniones y la libertad de expresi¨®n.
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