La Real se abraza a la agon¨ªa
Se frotaban las manos en los grader¨ªos de Anoeta al comprobar la restaurada imagen de la Real Sociedad, cuando una fugaz fatalidad alter¨® el escenario. Hasta entonces el f¨²tbol sonri¨® a los donostiarras en exclusiva, pero la Real ech¨® al traste una primera parte inmaculada. El Celta destroz¨® los rigores de la justicia con un gol p¨ªrrico.El tanto castig¨® en demas¨ªa los esfuerzos de unos y premi¨® con excesiva generosidad el conformismo de los otros. Irureta le provoc¨® a Krauss desafiando las virtudes atacantes de1a Real, que adolec¨ªa de sus delanteros titulares, Kovacevic y Craioveanu. Sin embargo, el t¨¦cnico alem¨¢n acept¨® la invitaci¨®n de su colega y aplic¨® sobre el terreno un planteamiento ambicioso y arriesgado. A sabiendas del veneno que salpica el Celta en sus contragolpes, la Real se condujo en direcci¨®n vertical.
El gol en propia puerta de Loren, desgraciado en estas lides, no redujo un ¨¢pice la mordiente de los donostiarras. Con otro golpe de fortuna, esta vez con Djorovic como infeliz art¨ªfice de la jugada, la Real equilibr¨® el marcador permiti¨¦ndole mantener encogido a un Celta que jugaba a la ruleta con el contragolpe. Alberto actu¨® providencial en sendas acciones de Cadete y Karpin, quienes erraron sus ocasiones. Mientras la Real ampliaba sus efectivos en las cercan¨ªas de Dutruel, el Celta sacud¨ªa con desorden el aplastante dominio local. Cuando las estrategias quedaban anuladas, las desgracias se aliaron de nuevo con Djorovic. El penalti marcado por Kovacevic abraz¨® a la Real con la agon¨ªa.
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