Chirac se suma a quienes critican las 35 horas a la semana que quiere Jospin
El presidente Jacques Chirac se sum¨® ayer a las cr¨ªticas que la decisi¨®n gubernamental de implantar por ley la semana laboral de las 35 horas contin¨²a suscitando en los medios empresariales y pol¨ªticos franceses. Decidido a no guardar su opini¨®n, en un momento en el que la oposici¨®n conservadora contin¨²a sumida en el desconcierto, sin encontrar el terreno propicio para reagrupar sus fuerzas y presentar batalla pol¨ªtica, el jefe de Estado franc¨¦s dijo que la modificaci¨®n del tiempo de trabajo "no debe ser impuesta, sino negociada empresa por empresa
Jacques Chirac aprovech¨® el escenario de Europartenariat que reune en Clemont-Ferrand a los patronos de las peque?as y medianas empresas para reafirmarse como referencia dentro de la pol¨ªtica interna francesa, a¨²n a riesgo de sobrepasar los l¨ªmites del reparto de funciones a que obliga la cohabitaci¨®n forzosa con los socialistas. "La aspiraci¨®n natural a trabajar menos debe ser ser compatible con la buena salud de las empresas", proclam¨® el presidente. "es necesario un di¨¢logo eficaz y franco entre las partes".Aunque su intervenci¨®n en Clemont-Ferrand provoc¨® un evidente malestar en el Gobierno y las filas socialistas, la ministra de Trabajo Martine Aubry opt¨® ayer por evitar entrar al trapo de las cr¨ªticas. Al hilo de una interpretaci¨®n sumamente particular de las palabras del jefe del Estado, la n¨²mero dos del Ejecutivo dijo alegrarse de que Chirac haya considerado como un paso positivo la reducci¨®n del tiempo de trabajo. "De las palabras del presidente de la Rep¨²blica yo he entendido", indic¨® Martine Aubry, "que hay que ir hacia la reducci¨®n del tiempo de trabajo y empujar en esa direcci¨®n a las organizaciones patronales y sindicales".
Ley flexible
Tras establecer esta s¨ªntesis, la ministra de Trabajo se?al¨® con naturalidad que "precisamente el Gobierno socialista trata de generalizar la v¨ªa de la negociaci¨®n, incluso incentiv¨¢ndola financieramente". Conseguido el objetivo de reagrupar a la "mayor¨ªa de la izquierda plural" y a los sindicatos, todo parece indicar que Lionel Jospin trata ahora de establecer puentes que faciliten la reincorporaci¨®n de los empresarios al di¨¢logo social. La misma ministra de Trabajo insiste estos d¨ªas en la "flexibilidad" de la futura ley de las 35 horas semanales y en medios socialistas no se descarta que, en funci¨®n de sus necesidades de producci¨®n y organizaci¨®n interna, las empresas puedan "anualizar" el tiempo de trabajo, es decir, administrar globalmente las horas anuales resultantes, sin atenerse necesariamente al l¨ªmite estricto semanal. Es posible, igualmente, que no s¨®lo las empresas con. menos de 10 asalariados sino tambi¨¦n las que cuentan con menos de 20 trabajadores queden exentas de la observancia de la ley. "No hemos tomado una decisi¨®n definitiva, queremos consultar a todo el mundo antes de preparar esta ley", coment¨® Martine Aubry.En cualquier caso, las encuestas de urgencia muestran que una amplia mayor¨ªa de los jefes de empresa franceses est¨¢n radicalmente en contra de la implantaci¨®n por ley en el a?o 2000 de las 35 horas semanales. A favor de la adopci¨®n de medidas de urgencia, los expertos apuntan que tampoco un crecimiento econ¨®mico sostenido garantizar¨¢, por s¨ª solo, la reducci¨®n dr¨¢stica del paro.
M¨¢s a¨²n: un informe sobre el desempleo encargado por el anterior primer ministro, el conservador Alain Jupp¨¦ y desvelado ayer por el semanario L?Express, establece que la realidad del paro franc¨¦s es mucho m¨¢s inquietante de lo que reflejan las cifras oficiales de los tres millones de desempleados. Seg¨²n este informe elaborado por especialistas muy cualificados, esos tres millones son s¨®lo el n¨²cleo duro de un fen¨®meno de descomposici¨®n de la relaci¨®n laboral que afecta ahora a casi siete millones de franceses, sin contar a aquellas personas que componen sus entornos familiares.
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