Flores al hombre
Decir de una mujer que tiene la entereza de un hombre a¨²n pasa por elogio entre algunos ingenuos de buena intenci¨®n. A lo largo de 30 a?os, desde sus tiempos duros de realizadora en un mundo televisivo muy macho, Pilar Mir¨® debi¨® escuchar esa frase y otras menos cordiales: mujer dura, inflexible y hasta un poco sargento, empecinada, seca, impertinente. En cierta ocasi¨®n, no pudiendo asistir al estreno de una comedia en la que la primera actriz y el autor eran buenos amigos suyos, Mir¨® mand¨® un hermoso ramo de camelias al teatro, pero no para ella sino para ¨¦l. "Me gusta regalar unas flores tan femeninas a un hombre", dec¨ªa en la, tarjeta del env¨ªo. En Londres, en el mayo de 1977, los espectadores que hab¨ªan llenado el National Film Theatre para ver, en el primer gran ciclo de cine espa?ol en Inglaterra, su pel¨ªcula de deb¨² La petici¨®n, no supieron qu¨¦ preguntas hacerle a la directora presente en la sala, todos bastante shocked por la libre manera en que Ana Bel¨¦n compon¨ªa, en inolvidables escenas de sexo post-mortem y cera ardiente sobre el cuerpo del hombre amado, el retrato de una muchacha sin recatos.Pilar Mir¨® descolocaba siempre y a menudo irritaba por la forma tan particular de hacer su voluntad por encima de los criterios que cobardemente llamamos del "sentido com¨²n". Discreta y hasta herm¨¦tica por timidez, su vida transcurri¨® entre la controversia y los esc¨¢ndalos, aunque hay que reconocerle a la muerte, al margen de sus constantes y cada vez m¨¢s crueles atropellos, el detalle de permitir que la c¨¦lebre y voceada autora de El crimen de Cuenca se despida del mundo y del arte que m¨¢s le gustaba con esa obra maestra de ligereza a media voz, humor dulce y buen gusto inteligente que es El perro del hortelano.
Si Pilar fue discreta nunca fue evasiva, y por eso los bienpensantes patearon su estimulante Carmen oper¨ªstica como un castigo retroactivo por sacar a la luz la mierda hist¨®rica de la Guardia Civil, o, m¨¢s tarde, los zapatistas autoritarios del guerrismo, con el propio Comandante Alfonso a la cabeza, la eliminaron de TVE por haber hecho que la televisi¨®n se pareciera a la vida y a la verdad m¨¢s que al basurero de la estupidez y las noticias dictadas desde lo alto. Hablando de esa sucia operaci¨®n de acoso y derribo fue la ¨²nica vez en una larga y para m¨ª preciosa amistad en que la vi amarga, resentida en lo hondo, movida por deseos leg¨ªtimos de venganza pol¨ªtica.
Y su curiosidad, que iba m¨¢s all¨¢ de lo que se entiende por el af¨¢n de una cultura multidisciplinar. Un d¨ªa ley¨® en el suplemento Babelia de este peri¨®dico la p¨¢gina que yo hab¨ªa escrito, en ocasi¨®n del centenario, sobre Christopher Marlowe, y me llam¨® pidiendo m¨¢s informaci¨®n sobre el dramaturgo ingl¨¦s, que conoc¨ªa mal. Un mes m¨¢s tarde, con las tareas bien hechas, Pilar ya hablaba, si ten¨ªa apoyo financiero en Gran Breta?a, de una pel¨ªcula sobre este apasionante personaje. Ser¨¢, como su Se?orita Julia en cine o su Otelo teatral, otro de los proyectos sin soluci¨®n, aunque ahora me acuerdo de ese car¨¢cter descrito por Canetti en su Testigo oidor, la mujer Constelada que tiene ideas y se las guarda, pero "las ideas no se le fosilizan dentro, aumentan y disminuyen, y cuando se reducen tanto que se le escapan, renacen en otras persona". En la hora en que la muerte nos hace ir a buscar consuelos en el ejemplo, estar¨ªa bien que la gente de este pa¨ªs supiese comportarse con esa fortaleza valerosa que no s¨¦ si es de hombres pero que una mujer de mala salud ha encarnado con m¨¢s rigor que nadie en nuestra historia reciente.
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