Una respuesta
En su columna del d¨ªa 12 el se?or Joaqu¨ªn Estefan¨ªa se preguntaba c¨®mo hubiera reaccionado el Che Guevara ante -la invasi¨®n rusa de Checoslovaquia en 1968 de no haber sido ejecutado un a?o antes en Bolivia.Creo que es posible aventurar una respuesta: con su total y entusiasta apoyo. Y mi opini¨®n se funda en tres datos concretos. En primer t¨¦rmino, no hubiera sido la primera vez que el Che apoyaba un acto imperialista de esta naturaleza. En octubre de 1956, mientras se entrenaba en M¨¦xico para el posterior desembarco en Cuba, se produjo la invasi¨®n rusa a Hungr¨ªa y la consecuente matanza de quienes resistieron. Ese hecho brutal provoc¨® grandes discusiones entre los cubanos del Movimiento 26 de Julio, congregados en tomo a Fidel -que cautamente se mantuvo en silencio-, y en ellas el Che se mostr¨® partidario de que, en defensa del comunismo, se aplastaran las veleidades burguesas de los h¨²ngaros. De aquella en¨¦rgica pol¨¦mica surgi¨® una agria discrepancia entre el Che y Gustavo Arcos, hoy cabeza de la disidencia dentro de Cuba y desde entonces enemigo de esta clase de atropellos.
El segundo dato es la naturaleza de los conflictos del Che con la URSS. Ah¨ª no hab¨ªa discrepancias ideol¨®gicas sobre el marxismo, una cr¨ªtica a la falta de libertades, y ni siquiera un examen agudo sobre la miseria del socialismo real. La ri?a se limitaba a una cuesti¨®n t¨¢ctica: al Che le parec¨ªa impropio que Mosc¨² y los pa¨ªses del Este no ayudaran desinteresadamente a los pa¨ªses "revolucionarios" en desarrollo, y no les perdonaba que no mostraran una mayor solidaridad con la lucha armada de los pa¨ªses del Tercer Mundo. El Che era antisovi¨¦tico por las malas razones, no por las buenas. No s¨®lo quer¨ªa crear "dos Vietnam, tres Vietnam, muchos Vietnam". Tambi¨¦n, sin ning¨²n cargo de conciencia, si era necesario, se propon¨ªa crear "dos Gulags, tres Gulags, muchos Gulags". Esa posici¨®n ilumina el tercer dato que conduce a pensar que, de haber vivido, hubiera celebrado con entusiasmo el fin de la Primavera de Praga: su tardomao¨ªsmo. Lo que el Che aprecia de Mao es su disposici¨®n a hacer la revoluci¨®n a cualquier precio humano sin importarle las consecuencias, siempre y cuando esos sacrificios se ajustaran a alguna base te¨®rica. Al Che -hombre siempre instalado en categor¨ªas abstractas- le repugnaba el pragmatismo de los sovi¨¦ticos. Por eso muri¨® amando al camarada Mao, totalmente convencido de que lo justo y lo moral era invadir el T¨ªbet o eliminar a millones de "enemigos de la humanidad".-
Presidente de Uni¨®n Liberal Cubana y vicepresidente de la Internacional Liberal. .
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