La "Extrop¨ªa"
La mayor ilusi¨®n del individuo es el "yo". Hasta ahora, sin embargo, ha podido hacerse relativamente poco por mejorarlo. No digamos ya por evitar su muerte. La Extrop¨ªa posee el remedio y Max More es su profeta. Presidente del Instituto de Extrop¨ªa y editor de la revista Extropy, el joven Max More, doctor en Filosof¨ªa por la Universidad de California, ha emprendido una gira para predicar su fe. Su principio radica en el convencimiento de que los avances en las tecnolog¨ªas, desde las drogas de dise?o hasta la inform¨¢tica, desde la nanotecnolog¨ªa, la cirug¨ªa o la criopreservaci¨®n, permiten esperar resultados ins¨®litos en el perfeccionamiento, la amenidad y la prolongaci¨®n del ser. Hace apenas unos d¨ªas, dentro de los actos que organiz¨® en Madrid Art Futura, expuso una excitante panoplia sobre los recursos de que el individuo dispone hoy para experimentar esta vida y por tiempo sin fin.La primera cuesti¨®n a la que Max More se refiere es al sexo. Contando con que la gente no se siente satisfecha con lo que tiene, Max More pregunt¨® a cu¨¢ntos les gustar¨ªa cambiar su sexo. No era necesario quedarse para siempre con la nueva sexualidad; bastaba, si ese era el deseo, ensayar el cambio por alg¨²n periodo. La bioqu¨ªmica y la cirug¨ªa, con o sin pr¨®tesis, se encuentra dispuesta, dec¨ªa More, a favorecer esta curiosidad ancestral y devolver a cada cual a su estado originario si la metamorfosis cansa.
Pero el sexo es s¨®lo uno entre las innumerables propuestas. Gracias al conocimiento del cerebro y sus desveladas reacciones es factible cambiar deseos, voluntades y comportamientos. Y, por si fuera poco, la ingenier¨ªa gen¨¦tica colaborar¨ªa m¨¢s radicalmente en transformar una tendencia antip¨¢tica en cordialidad, la timidez en osad¨ªa y una inteligencia del mont¨®n en un mont¨®n de inteligencia.
La convocatoria extropiana de Max More naci¨® en 1991 y se tiene a s¨ª misma como la encarnaci¨®n de la gran utop¨ªa personal del siglo XXI. Una utop¨ªa directamente centrada en el individuo; y una utop¨ªa, con su californiana marca, cargada de pragmatismo. Concretamente, la m¨¢xima promesa de los beneficios de la Extrop¨ªa (t¨¦rmino opuesto a entrop¨ªa o p¨¦rdida de energ¨ªa en los sistemas cerrados) radica en su oferta de inmortalidad o, m¨¢s bien, de trashumanidad, siguiendo algunas recetas pr¨¢cticas. Las fundamentales, que ya siguen con miles de extropianos, son: una dieta vitaminada, una raci¨®n de ejercicio diario, un chequeo peri¨®dico para vigilar biomarcadores y, finalmente (lo m¨¢s importante), una disciplina para no malgastar el dinero. El ahorro se revela clave para ir sumando los fondos necesarios que exigir¨¢ la criopreservaci¨®n una vez sobrevenida la muerte cl¨¢sica. Para esta operaci¨®n no ser¨¢ preciso, como en el caso de Walt Disney, una congelaci¨®n, integral del cuerpo. Bastar¨¢ con que se hiberne la cabeza. Los extropianos tienen por lema: "Congela tu cabeza para salvar tu culo". Mediante la criopreservaci¨®n, el contenido del cerebro o de la memoria se volcar¨ªa en un CD-Rom y as¨ª el individuo sustanciado en una superm¨¢quina, que ya no merecer¨ªa esta burda denominaci¨®n, se salvar¨ªa sin t¨¦rmino. Esta es la fe. No una fe en Dios o en divinidades abstractas, sino en una trascendencia limpia que brinda con rotundidad la t¨¦cnica.
?Chiflados? Todos los visionarios suelen estarlo. La peculiaridad de la Extrop¨ªa es como un revival de la euforia que domin¨® el maquinismo de hace un siglo pero ahora llevada al extremo de incorporar sobre la figura espasm¨®dica del robot la vida flexible, compleja y entera. Los asombros de la gen¨¦tica, las investigaciones de la macrof¨ªsica y la microf¨ªsica, el enaltecimiento del ordenador superinteligente y omn¨ªmodo proyectan sobre los extropianos este fervor. Gentes como Marvin Minsky, gran experto en inteligencia artificial o el nanotecn¨®logo Eric Drexler se han convertido a la causa de este proyecto trashumanista.
Para quienes deseen ampliar el men¨²: http://www.primenet. com/max more, en el cielo del ciberespacio.
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