Urnas en zona catastr¨®fica
Los habitantes de la periferia de la capital argelina votan atemorizados tras las ¨²ltimas matanzas
Rubia, maquillada, vestida a la occidental, Hassiba sonr¨ªe al subir las escaleras del colegio Hamud Ranidan, en la municipalidad de Los Eucaliptos, m¨¢s de 100.000 habitantes a medio camino entre Argel y el inquietante perfil de las crestas del Atlas. Sus 24 a?os se le escapan por entre las mesas electorales, como las mechas de pelo que le brotan del hiyab. Pero no hay elecci¨®n, todas las mujeres en Argelia van cubiertas con el pa?uelo. Es el s¨ªntoma de los tiempos. Atr¨¢s quedan los a?os de la mujer emancipada que dio imagen al progresismo del r¨¦gimen laico argelino.La escuela es un fort¨ªn el d¨ªa de los comicios locales. Gendarmes y polic¨ªas cachean a los votantes. Guardas comunales, las milicias paramilitares que combaten a la guerrilla isl¨¢mica en los campos y caminos con sus mismas armas (suministradas por el Ej¨¦rcito), patrullan por sus alrededores. Y al menos dos soldados montan guardia impasibles con el Kal¨¢shnikov terciado sobre el uniforme de camuflaje.
Hace siete a?os, el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) barri¨® en Los Eucaliptos (como en el resto del pa¨ªs antes de la anulaci¨®n de todo el proceso electoral por los militares) en los primeros comicios locales pluralistas celebrados en Argelia: m¨¢s del 75% de los sufragios.
"Lo del noventa fue una cat¨¢strofe, no te puedes ni imaginar lo que les dec¨ªan a las chicas que no llevaban la cabeza cubierta", recuerda Hassiba. Cuando llegaron al poder local, los islamistas implantaron su particular versi¨®n de la sharia (ley cor¨¢nica) en las ciudades del cintur¨®n de Argel. Los bandos de los alcaldes del FIS se fijaron m¨¢s al principio en la vestimenta que en los ideales y recayeron con rigor sobre la indumentaria femenina y los establecimientos que serv¨ªan bebidas alcoh¨®licas. "Cuando voy a Argel, me quito el pa?uelo; aqu¨ª no me atrever¨ªa. Claro que en la ciudad tampoco llevar¨ªa una minifalda", se atropella al hablar la joven votante.
Los Eucaliptos emerge como por sorpresa entre las f¨¢bricas abandonadas que flanquean la carretera. Justo cuando los puestos de control de los servicios de seguridad comienzan a ser m¨¢s frecuentes. Es el paisaje de la ruina industrial del r¨¦gimen de partido ¨²nico, que dio paso en Argelia al torbellino de reformas en el que naci¨® el FIS antes de que quedaran segadas de cuajo por el golpe de 1992.
Desde entonces Los Eucaliptos es un punto m¨¢s en el coraz¨®n del tri¨¢ngulo de la muerte, el ¨¢rea de la Mitiya m¨¢s castigada por las matanzas de civiles, de las que presumiblemente son responsables los comandos m¨¢s sanguinarios deI Grupo Isl¨¢mico Armado (GIA).
Hay cruces de caminos que estremecen: por all¨ª a Blida, por all¨¢ a Sidi Raisi, de frente hacia los restos de la batalla de Sidi Musa, donde el Ej¨¦rcito se ha empleado a fondo contra el maquis islamista en las ¨²ltimas semanas.
"Desde 1991 ha habido m¨¢s de mil asesinatos en Los Eucaliptos; degollados, acuchillados, a tiros... por los terroristas", detalla con aire de entendido Debbh, de 26 a?os, empleado en una f¨¢brica de cemento e interventor del Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP) en una de las mesas electorales.
"En las legislativas de junio ya logramos el 65% de los votos, ahora vamos a ganar otra vez", asegura este militante del partido isl¨¢mico (moderado) m¨¢s conocido por su anterior denominaci¨®n: Movimiento de la Sociedad Isl¨¢mica (Ham¨¢s), hasta que la ley electoral prohibi¨®, la pasada, primavera, la adscripci¨®n confesional de las formaciones pol¨ªticas.
Las votaciones van a buen ritmo. Es mediod¨ªa y ya ha comparecido ante las urnas el 20% de los electores. A los islamistas moderados s¨®lo le plantan cara en Los Eucaliptos los gubernamentales de la Agrupaci¨®n Nacional Democr¨¢tica, el partido del presidente Liam¨ªn Zerual, y el Frente de Liberaci¨®n Nacional, antiguo partido ¨²nico, aunque el Movimiento de la Sociedad por la Paz tambi¨¦n est¨¢ presente en el actual Gobierno de coalici¨®n argelino. Por supuesto, los partidos laicos no se han tomado la molestia de presentar candidatos en esta circunscripri¨®n.
"?Miedo?, menos que hace unos meses", admite Debbh tras ajustarse despaciosamente las gafas. "?Ojal¨¢ que gane el RND!", grita Hassiba escaleras abajo. Y los periodistas se van con un gran estruendo de la puerta met¨¢lica del colegio Hamud Raindan, sin ni?os, y con tantas armas el d¨ªa de las elecciones.
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