La guerra del hambre
Hemos pasado con poco m¨¢s que calderilla Informativa, como casi siempre, por la nueva campa?a mundial de la FAO. Y es que las propuestas de la ONU quedan atrapadas en una fugaz espectacularidad sin consecuencias. Todo lo m¨¢s, desatamos un chubasco de datos que arrecia durante una jornada y de inmediato escapan sin que en los suelos de las actividades gubernamentales quede humedad suficiente para asegurar la cosecha que destierre, en este caso, el hambre del planeta. Y no es que falte trigo en los silos. Puede decirse que sobra. Como ahora mismo, la solidaridad s¨®lo nominal de los obesos hacia los fam¨¦licos, en ambos casos indeseados hasta la crispaci¨®n, la enfermedad y la muerte.De nuevo urge aquello de Cesare Pavese: "No m¨¢s palabras, un gesto". Recordemos que los saciados, es decir, el 20% de la especie, accedemos diariamente, si queremos, a un 40% m¨¢s de los alimentos necesarios para el mantenimiento de la salud. Los hambrientos, el 40% de los humanos, dejan de cubrir en un 10%, igualmente diario, las necesidades b¨¢sicas. Las matem¨¢ticas de la injusticia son as¨ª de claras. Lo que aqu¨ª sobra equivale milim¨¦tricamente a lo que all¨ª resulta esencial para garantizar la vida y unos m¨ªnimos de dignidad. Seguramente, no hay distancia mayor que la conseguida entre los sobrados y los hambrientos. No hay muerte m¨¢s abyecta que por inanici¨®n y sin embargo todav¨ªa es la forma m¨¢s com¨²n de morir. Aproximadamente cada segundo desaparece un cong¨¦nere por esa causa -unos 30 millones al a?o-. Hasta aqu¨ª, una m¨¢s de las exhibiciones de lo que est¨²pidamente no llamamos guerra genocida contra nosotros mismos. Sabemos, y sobre todo los gobiernos ultraliberales, que el sistema econ¨®mico imperante desata buena parte de esta hambre elemental. Mientras permanezcamos instalados en la suprema inseguridad de que los productos sean m¨¢s importantes que los productores, seguiremos descendiendo la pendiente cada d¨ªa m¨¢s abrupta de las diferencias reales entre pobres y ricos. Que aumenta incluso en los pa¨ªses m¨¢s poderosos del planeta. La riqueza de 447 familias del mundo es superior a la de los 3.000 millones de seres humanos m¨¢s pobres. Hoy hay 14 millones de indigentes en Gran Breta?a y 40 en Estados Unidos, casi el triple que hace 20 a?os. Aqu¨ª en Espa?a tambi¨¦n se agranda la distancia entre sobrados e ignorados.Lo que apenas aflora es la vinculaci¨®n de estas silenciosas injusticias y masacres, con el creciente deterioro de la capacidad productiva de los suelos de este mundo, con la desaparici¨®n de especies cultivadas y con el calentamiento global del clima. La degradaci¨®n ambiental reduce todav¨ªa m¨¢s que el sistema econ¨®mico las posibilidades de garantizar en el futuro una ecu¨¢nime alimentaci¨®n para toda la humanidad. Cierto es que ahora hay alimentos para todos, pero no mayor seguridad alimentaria al depender, todos y cada vez m¨¢s, de menos especies cultivadas. S¨®lo tres especies vegetales proporcionan m¨¢s del 50% de la alimentaci¨®n humana. S¨®lo cultivamos en serio 120 plantas de las 30.000 aptas para nuestro consumo. Los monocultivos han hecho desaparecer aproximadamente al 80% de las variedades de animales y plantas que eran cuidados y cultivadas por los agricultores del mundo al comenzar el siglo. La globalizaci¨®n uniformadora no s¨®lo llega a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, sino tambi¨¦n de lo que entra en nuestros est¨®magos, cada d¨ªa m¨¢s igual para todos. Por otra parte, las capturas pesqueras permanecen estancadas desde hace una docena de a?os, cuando ¨¦ramos unos 500 millones de personas menos en el mundo. El desierto crece por la combinada acci¨®n de la agricultura qu¨ªmica y el calentamiento de la atm¨®sfera. Las necesidades urban¨ªsticas y (le transporte de la humanidad equivalen a la construcci¨®n de una ciudad como Madrid cada 20 d¨ªas. De ah¨ª que las campa?as y los acuerdos para paliar el hambre en el mundo no puedan ir separados ni por un instante del empe?o de que nuestro derredor sea correctamente utilizado para sostenernos y alimentarnos. En suma, la paz de los est¨®magos llegar¨¢ -cuando el mundo rico decida supender la guerra que mantiene contra los pobres y contra la naturaleza.
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