Samuel Fuller, francotirador del cine negro, muere a los 86 a?o en Los ?ngeles
La m¨¢quia de escribir, el rifle y la c¨¢mara de cine marcaron la biograf¨ªa del director
El implacable guionista y director de cine Samuel Fuller falleci¨® ayer en su casa de Los ?ngeles (California) a los 86 a?os "por causas naturales", seg¨²n comunicaron sus allegados. Soldado, reportero, trashumante, fumador de puros, Fuller dio su pleno significado al t¨¦rmino "aut¨¦ntico" aplicado al cine y luego se march¨® de Hollywood y se convirti¨® en un pol¨¦mico h¨¦roe en Francia, donde resid¨ªa hasta hace poco. Autor de filmes como Uno Rojo, divisi¨®n de choque o La casa de bamb¨², hizo su ¨²ltima aparici¨®n en la pantalla como actor en el filme de Wim Wenders El fin de la violencia.
Aunque hac¨ªa quince a?os que no trabajaba en EEUU (El perro blanco fue la ¨²ltima pel¨ªcula que rod¨® all¨ª, y por la que le acusaron de racista ya que trataba de un perro entrenado para atacar a negros) la muerte de Samuel Fuller viene a poner un triste subrayado a la aparentemente irreversible tendencia del cine americano a polarizarse en extremos: la superproducci¨®n o el cine de ¨ªnfimo presupuesto, dejando vac¨ªo el terreno del cine intermedio, de car¨¢cter, a veces identificado con el llamado cine de serie B.En ese terreno fue donde Sam Fuller, que estaba casado y ten¨ªa una hija, desarroll¨® su filmograf¨ªa, antes deverse obligado a escapar de EE UU y refugiarse en Europa. El cr¨ªtico de cine Leonard Maltin acaba de definirle como el pionero de los independientes: "Escrib¨ªa, produc¨ªa y dirig¨ªa sus pel¨ªculas, es decir, era una triple amenaza".
Fuller naci¨® en Worcester (Massachussets) en 1911, entr¨® a trabajar en el ya desaparecido peri¨®dico The New York Journal cuando ten¨ªa 12 a?os y a los 17 estaba cubriendo sucesos para el rotativo californiano The San Diego Sun. Posteriormente, mientras John Steinbeck narraba las durezas de la vida rural en plena depresi¨®n econ¨®mica, Sam. Fuller se dedicaba a recorrer el pa¨ªs a bordo de trenes de mercanc¨ªas.
En los a?os treinta escribi¨® varias novelas pulp como Burn Baby Burn y empez¨® a trabajar como guionista. Despu¨¦s de la guerra (sirvi¨® meritoriamente en el norte de ?frica y Europa) regres¨® a Hollywood y dirigi¨® su primera pel¨ªcula, I shot Jesse James (Yo mat¨¦ a Jesse James).
El estilo de Fuller era din¨¢mico, vigoroso, arrogante a veces, pero tambi¨¦n moralmente confuso y sucio, ambiguo y reticente a dar respuestas claras. Con ese enfoque tan m¨®vil como su c¨¢mara hablaba de racismo, violencia y pol¨ªtica. Sus filmes b¨¦licos de los a?os cincuenta incluyen The Steel Helmet y Fixed Bayonets, y en 1979, dentro de ese g¨¦nero, la que algunos consideran su obra maestra: The Big Red One, un relato autobiogr¨¢fico de la Segunda Guerra Mundial protagonizado por Lee Marvin y Mark Hamill.
Fuller tambi¨¦n hab¨ªa demostrado saber moverse dentro del sistema de los grandes estudios, como demostr¨® en los cincuenta con t¨ªtulos memorables como Pickup on south street, con Richard Widinark y Thelma Ritter, pero al final de esa d¨¦cada decidi¨® establecer su propia productora.
La actitud siempre radical e individualista de Fuller le vali¨® no pocas cr¨ªticas y dificultades con la industria de Hollywood, que termin¨® por cerrarle puertas. "Cuando se estren¨® Casco de acero, en 1950, me acusaron de comunista, pero en la pel¨ªcula siguiente me convirtieron en reaccionario recalcitrante", explic¨® en una de sus visitas a Espa?a. "En Atlanta rompieron la pantalla y derribaron la taquilla hiriendo a la taquillera. Con La casa de bamb¨² tambi¨¦n hubo tumultos, butacas reventadas y peleas entre espectadores. Les parec¨ªa escandoloso que una mujer, cuando ha de elegir entre dos hombres, prefiera a un japon¨¦s a un americano. Los de Columbia intentaron censurar el filme, imponerme que el americano fuera un malvado, de manera que la elecci¨®n de ella quedara justificada. Me negu¨¦. Yo nunca he hecho pol¨ªtica. La ¨²nica causa por la que lucho es la de la erradicaci¨®n del racismo".
Autoexilio
Autoexiliado en Francia debido al desproporcionado esc¨¢ndalo de El perro blanco en 1982 -otro desgarrado alegato contra el racismo-, Fuller se dedic¨® a colaborar como actor en los proyectos europeos que le apetec¨ªa, mientras que en EE UU directores como Martin Scorsese y posterionnente Quentin Tarantino, reclamaban su lugar en la historia del cine americano. Este mismo a?o, Fuller apareci¨® en la pel¨ªcula El fin de la violencia, de Wim Wenders, a cuyas ¨®rdenes ya se hab¨ªa puesto en Hammett en 1983 y en 1977 haciendo de g¨¢ngster en El amigo americano. En 1996, Fuller fue objeto de un documental biogr¨¢fico hecho en Gran Breta?a, cuyo t¨ªtulo, La m¨¢quina de escribir, el rifle y la c¨¢mara de cine, responde a las tres grandes etapas y las tres grandes pasiones de su vida.
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