Jiang desembarca como un h¨¦roe en el coraz¨®n financiero de Nueva York
Indiferente una vez m¨¢s a las protestas de personalidades y grupos callejeros, el presidente chino, Jiang Zemin, que ya disfrut¨® enormemente con la ceremonia de bienvenida, la conferencia de prensa conjunta y la cena de gala que le ofreci¨® el mi¨¦rcoles Bill Clinton en la Casa Blanca, se lo pas¨® ayer estupendamente al visitar la sede en Wall Street de la Bolsa de Valores de Nueva York, la m¨¢s importante del mundo, la que esta semana est¨¢ sosteniendo el peso de las tensiones mundiales.
Jiang, presidente de un pa¨ªs comunista, toc¨® la campana de apertura de la bolsa en el centro del capitalismo mundial y luego dedic¨® el resto de la jornada a visitar sedes de grandes empresas y hacer relaciones p¨²blicas con un mont¨®n de presidentes y altos directivos de las m¨¢s importantes compa?¨ªas privadas.A diferencia de la clase pol¨ªtica neoyorquina que, empezando por el gobernador George Pataki y el alcalde Rudolph Giuliani, le dio la espalda, el mundo de los negocios de la Gran Manzana ofreci¨® una entusiasta bienvenida al l¨ªder chino. Jiang visit¨® las sedes neoyorquinas del gigante inform¨¢tico IBM y del gigante de las telecomunicaciones ATT. Por la noche presidi¨® en un hotel de lujo una cena con 200 personalidades de los sectores industrial, financiero y de servicios.
Al igual que los directivos de Boeing, que firmaron el jueves en Washington un acuerdo para la venta de 50 aviones a China, y los de Westinghouse, General Electric y ABB, felices por la decisi¨®n anunciada el mi¨¦rcoles por Clinton de levantar el embargo nuclear a China, el mundo de los negocios neoyorquino no le cit¨® a Jiang el encarcelamiento de disidentes, la represi¨®n del budismo tibetano, la imposici¨®n del aborto, el uso de presos como mano de obra gratuita o el hostigamiento de los cristianos.
S¨ª intentaron hacerlo los grupos que se manifestaron el jueves en Filadelfia, cuna de las libertades norteamericanas, y ayer en Nueva York. En Filadelfia, Jiang tuvo que entrar en Independence Hall por la puerta trasera para evitar enfrentarse a los cientos de personas que le esperaban en la principal con gritos y pancartas hostiles. Sin darse una vez m¨¢s por aludido, el ;presidente chino se mostr¨® muy contento al visitar los lugares donde Thomas Jefferson, Benjam¨ªn Franklin y sus compa?eros elaboraron la m¨¢s vieja Constituci¨®n democr¨¢tica del planeta.
A todas las cr¨ªticas, que en el caso de Clinton y los l¨ªderes del Congreso le fueron formuladas con claridad y en p¨²blico, Jiang ha ido respondiendo en EE UU que los disidentes son "criminales que han violado la ley" y que la represi¨®n de Tiananmen fue "un acto necesario para preservar la seguridad del Estado". El l¨ªder chino tambi¨¦n ha asegurado que su pueblo vive "feliz y contento" y que la ocupaci¨®n del T¨ªbet en los a?os 50 fue una acci¨®n destinada a abolir la esclavitud y comparable, por lo tanto, a las de Abraham Lincoln.
Jiang Zemin emprende hoy la ¨²ltima etapa de su gira por EE UU sabiendo que los medios de comunicaci¨®n chinos la est¨¢n presentando como un gran ¨¦xito. Sin aludir a los rapapolvos que ha escuchado su presidente por las violaciones de los derechos humanos, los medios chinos est¨¢n subrayando que Washington y Pek¨ªn han vuelto a hablar y a hacer negocios al m¨¢s alto nivel tras los ocho a?os de distanciamiento por Tiananmen.
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