Decepci¨®n ante el Teatro Real

Esperaba con ilusi¨®n la apertura del Teatro Real. Mi amor por la ¨®pera, que comenz¨® en la adolescencia, se ha ido alimentando de las temporadas del teatro de la Zarzuela, y esperaba crecer con el nuevo coliseo.Acud¨ª el d¨ªa 24 a ver Divinas palabras en busca de un gran teatro de nivel internacional que sirviera para que todo el mundo tuviese acceso a la alta cultura musical y esc¨¦nica. Me he encontrado con una exhibici¨®n escandalosa de lujo y oropel. Un futuro templo de la frivolidad donde la alta sociedad pasear¨¢ a sus anchas visones y modelitos.

Si heredamos un palacio como patrimonio de la historia, es nuestro deber conservarlo, pero ?a qu¨¦ viene este despilfarro en m¨¢rmoles, alfombras, cedros y dorados? ?Qu¨¦ sentido tiene, en un teatro nacional, ese restaurante de camareras con cofia y delantal? Han hecho un teatro para los ricos.

Por otro lado, y para mayor indignaci¨®n, no se han solucionado en absoluto los problemas de visibilidad del viejo teatro. Tras tantas pol¨¦micas acerca del contrapeado de las butacas, uno llega a su localidad, por la que ha pagado 10.000 pesetas, y comprueba que, si se sienta correctamente, no ve el escenario.

No es un hecho aislado, sino que fue comentario general en el intermedio. El patio de butacas es magn¨ªfico; a partir del segundo piso, una leve lateralidad de la butaca implica una p¨¦rdida considerable de visibilidad del escenario y una casi ceguera sobre la Orquesta.

?Para esto tantos miles de millones? Que me lo expliquen, por favor.-