La ense?anza secundaria en la encrucijada
El autor considera imprescindibles el equilibrio entre las ciencias y las humanidades y los enfoques multidisciplinares
La educaci¨®n debe llegar a ser la m¨¢xima prioridad para todo Estado democr¨¢tico y previsor, tanto m¨¢s que la sociedad actual requiere un amplio conocimiento avanzado, general y t¨¦cnico, que sea a la vez innovador, anticipatorio y participativo. Sin embargo, dada la masiva disponibilidad de informaci¨®n y la continua explosi¨®n del conocimiento, los sistemas educativos tradicionales no logran hacer frente a tan grande desaf¨ªo y est¨¢n sometidos a frecuentes reformas y a nuevos planteamientos en el marco de la visi¨®n de un aprendizaje al alcance de todos y a lo largo de toda la vida, es decir, de una educaci¨®n permanente o continua. Seg¨²n estos principios, todos deben tener igualdad de oportunidades para aprender seg¨²n sus aptitudes, dedicaci¨®n y necesidades. En esa perspectiva, la educaci¨®n en cada nivel o modalidad, muy concretamente al nivel de la educaci¨®n secundaria, debiera proveer adem¨¢s las bases para poder proseguir luego el aprendizaje en instituciones apropiadas, en el propio domicilio o en el puesto de trabajo.Por otra parte, la calidad se ha convertido hoy en d¨ªa casi en un eslogan entre pedagogos, pol¨ªticos, empresarios e incluso en el seno de la opini¨®n p¨²blica. Sin embargo, la reforma estructural de los sistemas educativos no resuelve el problema de la calidad, ya que la dificultad principal consiste en transformar las pr¨¢cticas pedag¨®gicas en el aula y en garantizar la innovaci¨®n por parte de cuantos intervienen en el proceso educativo y de aprendizaje, como docentes o discentes. Y, sin embargo, la calidad debe constituir una prioridad constante.
Otro de los profundos desaf¨ªos se debe a la movilidad humana y, sobre todo, a las migraciones internas e internacionales, a causa de las cuales deben convivir personas de la m¨¢s diversa procedencia y bagaje cultural, generalmente en grandes centros urbanos. La sociedad global multicultural se va abriendo as¨ª camino, junto a una civilizaci¨®n de lo universal, aunque cuajada de grandes dificultades y de no pocas tensiones. Esto ha de ser as¨ª hasta tanto la educaci¨®n no cumpla de manera plena su funci¨®n integradora, sobre todo durante la educaci¨®n secundaria, dado el car¨¢cter profundamente cultural, en su sentido m¨¢s amplio, de la formaci¨®n que ¨¦sta debe ofrecer.
La ense?anza eficaz de idiomas va unida a esta visi¨®n formativa ante la progresiva globalizaci¨®n actual y dado que los conflictos ling¨¹¨ªsticos exacerban los conflictos entre los grupos ¨¦tnicos. El desaf¨ªo ling¨¹¨ªstico en la educaci¨®n formal no se refiere s¨®lo al aprendizaje de la lengua materna y la del entorno inmediato, sino el dominio cultural del idioma com¨²n del Estado-naci¨®n respectivo, junto con el aprendizaje de al menos dos idiomas extranjeros, de alcance internacional, a t¨ªtulo instrumental para un posterior uso profesional m¨¢s ¨¢gil.
En suma, una s¨®lida educaci¨®n general, de calidad o excelencia, con el debido equilibrio entre las ciencias y las humanidades y con un enfoque interdisciplinar es una inexcusable exigencia de futuro que debe proveerse, especialmente durante la educaci¨®n secundaria, pivote de todo sistema educativo. As¨ª, por ejemplo, un cient¨ªfico o un tecn¨®logo sin una s¨®lida formaci¨®n humanista es un hombre con visi¨®n muy limitada. La ciencia, y por tanto la tecnolog¨ªa, son siempre, en ¨²ltimo an¨¢lisis, un producto cultural y forman parte integral del patrimonio cultural de la humanidad. A su vez, un humanista, un hombre de letras sin el conocimiento cient¨ªfico y tecnol¨®gico general propio de nuestro tiempo es una persona incompleta, sin acceso a la cultura de nuestro tiempo, la cual es tambi¨¦n, en gran medida, una cultura cient¨ªfica. En consecuencia, se trata de alcanzar siempre las bases culturales, humanistas y cient¨ªficas que permitan una continua actualizaci¨®n y desarrollo posterior.
En esta lista, de problemas y de expectativas hay que, se?alar, por ¨²ltimo, que los ingentes esfuerzos en favor de la expansi¨®n y mejora de la educaci¨®n en el mundo, especialmente durante la d¨¦cada de los sesenta, han llevado consigo posteriormente una noble aspiraci¨®n in crescendo de ampliar los a?os de obligatoriedad y gratuidad de la educaci¨®n, en parte tambi¨¦n ante el creciente paro que ha reducido las oportunidades de los j¨®venes en su incorporaci¨®n al trabajo. Ese proceso ha sido marcado generalmente por un esp¨ªritu posibilista o realista respecto de los medios financieros, materiales y humanos disponibles a tal fin, adem¨¢s de procurar generar la correspondiente demanda social.
Sin embargo, esta carrera hacia mayores cotas de educaci¨®n en n¨²mero de anos, seguida luego cada vez m¨¢s por un af¨¢n de mejorar la calidad y los resultados de la ense?anza, no s¨®lo tiene un l¨ªmite, pese a las ventajas de una menor presi¨®n sobre el mercado laboral de los egresados, sino que plantea ahora la grave disyuntiva de modificar la escolaridad lineal o ininterrumpida a fin de facilitar una pronta inmersi¨®n preliminar en el mundo laboral. Esto pretende permitir que los. j¨®venes apliquen sin tanta demora los conocimientos de forma pr¨¢ctica y pueden estimular as¨ª el posterior estudio, ante la utilidad que el interesado comprueba tales conocimientos y habilidades en relaci¨®n con los cometidos y con las oportunidades que se le presentan en su probable carrera profesional.
Ante el nuevo milenio, o mejor dicho ya ante la pr¨®xima d¨¦cada, se plantea adem¨¢s el trascendental cambio sufrido en las modalidades de un gran porcentaje de las ocupaciones, concretamente en el sector servicios, aunque tambi¨¦n en gran medida en los procesos de producci¨®n, con la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, sobre todo de la inform¨¢tica y la rob¨®tica.
La formaci¨®n profesional no ha sabido adaptarse a¨²n a tales cambios y de ah¨ª el nuevo grave desajuste entre su oferta y la demanda laboral, aun en pa¨ªses como Alemania con el, hasta hace poco tiempo, exitoso sistema dual. Por otra parte, el nuevo hecho es la sustituci¨®n de la mayor parte del trabajo manual -que antes comportaba una considerable exigencia de esfuerzos corporales y consecuente fatiga- por el trabajo intelectual, gracias al creciente uso de instrumentos electr¨®nicos, cada vez m¨¢s sofisticados, pero tambi¨¦n cada vez de m¨¢s f¨¢cil manejo. En estas circunstancias se plantea la posibilidad de redefinir el trabajo en relaci¨®n al esfuerzo f¨ªsico o al riesgo laboral reales, con las consiguientes consecuencias previsibles en la edad legal admisible Para tales tareas, las cuales tambi¨¦n empiezan a ser reconocidas como de considerable valor instructivo y motivador.
Por otra parte, los sistemas de aprendizaje en la formaci¨®n profesional y t¨¦cnica tendr¨¢n que aprovechar mejor la actual tecnolog¨ªa avanzada en la inform¨¢tica, en la rob¨®tica y en las comunicaciones, con Internet como punta de lanza, dado el gran potencial que ofrecen para relacionar la teor¨ªa y la pr¨¢ctica de sistemas complejos y costosos por medio de los sofisticados ordenadores y simuladores ya disponibles. La oportunidad de una pronta revoluci¨®n educativa pac¨ªfica est¨¢ ahora a la vista, en esta ocasi¨®n no promovida desde arriba por medio de leyes ni decretos, sino desde abajo por los sujetos de la educaci¨®n y del aprendizaje gracias al peso espec¨ªfico que aportan los nuevos medios de ense?anza.
En vista de todos estos aspectos, la docencia es, cada vez m¨¢s, un arte adem¨¢s de una profesi¨®n tecnificada en la que se impone la m¨¢xima calidad frente a simples cualidades parciales, por excepcionales que sean.
Una vez m¨¢s, al profesorado se le pide todo. Cada vez que surge un nuevo problema o se identifica una nueva aspiraci¨®n cultural, social, pol¨ªtica o econ¨®mica, siempre se citan las instituciones educativas y se asignan nuevos cometidos al profesorado, aunque rara vez acompa?ados de los medios necesarios y de un reconocimiento social tangible. Pero, sobre todo, una y otra vez se cae en el dirigismo, con poca o ninguna investigaci¨®n o experimentaci¨®n previa, y desde luego sin apenas consulta y muchos menos una participaci¨®n activa.
Para el nuevo siglo en ciernes habr¨¢ que asociar, de una vez por todas, a los docentes en cuantas decisiones educativas les ata?en como investigadores, ense?antes y tutores, y en las que tanto se espera de su eficacia.
En suma, el objetivo de toda educaci¨®n. debe seguir siendo contribuir a hacer hombres y mujeres verdaderamente libres, es decir, que no sean esclavos de si mismos ni de otros que sepan entregarse al servicio de los dem¨¢s desde las bases de una formaci¨®n integral, general y t¨¦cnica, de gran calidad, ofrecida a todos en igualdad de oportunidades. Tal es tambi¨¦n la responsabilidad de una educaci¨®n secundaria innovadora y anticipatoria ante la encrucijada de los desaf¨ªos globales de futuro.
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