Pegada adelante, agua detr¨¢s
El Atl¨¦tico se lleva con tranquilidad la eliminatoria, pero cede demasiados goles
Nada mejor que un gol en seco para amordazar a la temida afici¨®n griega, rebajar el sospechado aire pendenciero de los jugadores del Paok y blindar los nervios de los del Atl¨¦tico. El gol de Lard¨ªn aliger¨® tanto la tensi¨®n de la grada como la del c¨¦sped y su equip¨® se quit¨® del medio el ¨²nico obst¨¢culo que pod¨ªa poner en peligro su pase a los octavos de final. Cuatro goles -los que necesitaba entonces el Paok para pasar- sonaban a imposibles en una atm¨®sfera serena, sin la presi¨®n psicol¨®gica como aliada. El Atl¨¦tico supo en ese primer minuto que estaba clasificado. M¨¢s tarde descubri¨® la imperfecci¨®n de su defensa.Los rojiblancos defendieron la renta del Calder¨®n por la v¨ªa que anunci¨® Antic. O sea, jugando posicionalmente como siempre, al ritmo de siempre y con la concentraci¨®n de siempre. El Atl¨¦tico se retir¨® de su ¨¢rea, incomod¨® con una presi¨®n decidida la elaboraci¨®n del Paok y busc¨® con determinaci¨®n y v¨¦rtigo el contragolpe, su mejor arma. La ausencia de Vieri, al que Antic accedi¨® finalmente a reservar fue, gracias a Bogdanovic, una simple an¨¦cdota. El yugoslavo trabaj¨® a destajo y demostr¨® nuevamente oficio de delantero y sentido del gol.
Al Paok no le quedaban demasiados argumentos a los que agarrarse para so?ar. No encontraba el clima ambiental necesario para construir una noche de ¨¦pica y, adem¨¢s, el Atl¨¦tico no le dejaba conectar sus l¨ªneas. Su ¨²nica esperanza se?alaba hacia las acciones a bal¨®n parado. Y por ah¨ª, los rojiblancos si contribuyeron a echarle una mano a los griegos.
Antic cometi¨® una contradicci¨®n. Conocida la habilidad de Fratzescos para provocar y ejecutar las acciones de estrategia hab¨ªa prohibido a los suyas cometer infracciones en los alrededores del ¨¢rea. Su alineaci¨®n, sin embargo, era una invitaci¨®n para que el campo se poblara de faltas. L¨®pez, Santi, Andrei y Prodan -otra vez la l¨ªnea defensiva formada por cuatro centrales- garantizar¨ªan poder en el juego a¨¦reo, no hay duda, pero tambi¨¦n un elevado ¨ªndice de tarascadas.
As¨ª fue. El Paok fue ganando faltas, y a la cuarta, la primera adecuada para el golpeo directo, alcanz¨® el empate. Fratzesco volvi¨® a reivindicarse como una lanzador sublime: coloc¨® con tal precisi¨®n la pelota en la escuadra que Molina ni se molest¨® en estirarse. El gol, en contra de lo que les hubiera gustado a los griegos, no elev¨® la temperatura del duelo. El Atl¨¦tico sigui¨® serio y tranquilo, y el p¨²blico, apagado.
Diez minutos despu¨¦s, adem¨¢s, Prodan, tal vez para compensar su autor¨ªa en la infracci¨®n que origin¨® el empate, se invent¨® un pase largo estupendo que Bogdanovic no desperdici¨®. La eliminatoria quedaba m¨¢s blindada todav¨ªa. En el caso de un milagro, ya no estar¨ªa del lado del Paok el valor doble de los goles en campo contrario.
Tras el descanso, Antic cedi¨®. Consciente de las dificultades que estaba sufriendo su equipo por el flanco izquierdo, retir¨® una de sus torres, Prodan, para dar entrada a un lateral espec¨ªfico, el 'castigado' Toni. El Atl¨¦tico sigui¨® gobernando el partido, pero sus problemas defensivos no desaparecieron y, adem¨¢s, se relaj¨® en la presi¨®n. El Paok, que es un conjunto m¨¢s que correcto y con alg¨²n que otro futbolista notable en sus filas, se creci¨®, aunque no hasta el punto de poner entre interrogantes el desenlace.
El Atl¨¦tico pleg¨® velas en cuanto Bogdanovic complet¨® su excelente actuaci¨®n con otro tanto, ¨¦ste de oportunista puro. En realidad, fue un regalo de Argiriou, el guardameta debutante del Paok -sustituy¨® a Michopoulos, a quien el t¨¦cnico griego, Anastasiadis, decidi¨® dar descanso tras el desastre de la ida- el Paok ech¨® el resto. Se estir¨® lo que pudo, vaci¨® todo su esfuerzo y se construy¨® una muerte digna. Marc¨® tres goles, y aunque no gan¨® ni el partido por culpa de un tanto en el ¨²ltimo minuto de Kiko, cay¨® con honor.
Hizo bien el Atl¨¦tico en no llegar a Sal¨®nica con la ¨²nica idea de proteger la ventaja de la ida. El Paok demostr¨® ser capaz no s¨®lo de marcar tres goles -los que. necesitaba al comenzar la cita-, sino cuatro. El Atl¨¦tico pas¨® porque no renunci¨® al ataque, o mejor dicho, a su mortal contraataque. Es su mejor virtud y tiene que recurrir siempre a ella. Pero Antic debe mejorar su defensa -ha encajado 10 goles en los ¨²ltimos cuatro partidos y, sobre todo, olvidarse de esa idea tan extra?a de la l¨ªnea de cuatro centrales. Por lo que parece no funciona.
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