Palabras de Seti¨¦n
EL OBISPO de San Sebasti¨¢n no es el obispo de ETA, ni siquiera un c¨®mplice o un amigo de ETA. Qu¨¦ m¨¢s quisieran los terroristas. Es m¨¢s bien un obispo pol¨ªtico. Sus opiniones, por m¨¢s que las presente como pronunciamientos ¨¦ticos o pastorales, son abiertamente pol¨ªticas, y, en cuanto tales, coinciden con las de determinados partidos o sectores y divergen de las de otros. Son opiniones defendibles y, por tanto, tambi¨¦n criticables: discutibles, en una palabra. Y, como ha dicho el ministro Mayor Oreja, el enemigo de los dem¨®cratas es ETA, no quienes plantean formas discutibles de acabar con la violencia.Seti¨¦n dice que prefiere la cr¨ªtica a librarse de ella cambiando continuamente de parecer. Nadie podr¨¢ negarle perseverancia. En una de las entrevistas concedidas estos d¨ªas se congratulaba de que hoy est¨¦ generalizada la opini¨®n, de la que se considera precursor, de que la soluci¨®n al problema de ETA no puede ser exclusivamente policial. Es una conclusi¨®n razonable, pero de ella no se deduce necesariamente que la ¨²nica v¨ªa de pacificaci¨®n sea aceptar precisamente la negociaci¨®n pol¨ªtica que propone ETA.
Seti¨¦n opina que el camino para alcanzar "una paz justa" pasa por el "reconocimiento de los derechos de las personas y de los pueblos", y que hay que "dialogar y buscar alguna f¨®rmula jur¨ªdica, administrativa y pol¨ªtica que merezca la aceptaci¨®n de todas las partes interesadas". La f¨®rmula es similar a la que viene manteniendo un sector del PNV, as¨ª como la direcci¨®n del sindicato ELA y el colectivo Elkarri. En resumen, que hay que intentar forjar un nuevo consenso que resulte aceptable para HB y ETA, superando las limitaciones del que se logr¨® al inicio de la transici¨®n y que se materializ¨® en el Estatuto de Gernika. La negociaci¨®n pol¨ªtica ser¨ªa el m¨¦todo para alcanzar ese consenso. Seti¨¦n no se pronuncia sobre la forma que habr¨ªa de revestir tal negociaci¨®n, aunque parece dar por supuesto que uno de los interlocutores habr¨ªa de ser ETA.
Una primera objeci¨®n es que se condicione la "paz justa" a determinados cambios pol¨ªticos. ?Significa eso que una paz sin contrapartidas, simplemente porque ETA desistiera de seguir matando, ser¨ªa una paz injusta? Adem¨¢s, es discutible que pueda ser justa una f¨®rmula pol¨ªtica que no sea el resultado de las aspiraciones expresadas por la mayor¨ªa, sino de la imposici¨®n de una minor¨ªa por el hecho de que utiliza la fuerza para hacer valer sus reclamaciones. Finalmente, es improbable que cualquier marco jur¨ªdico-pol¨ªtico diferente al estatuto pueda concitar un consenso comparable. Podr¨¢n tal vez encontrarse formulaciones aceptables para el conjunto de la comunidad nacionalista, pero dif¨ªcilmente asumibles tambi¨¦n por esa mitad de los vascos que en las ¨²ltimas elecciones vot¨® a opciones no nacionalistas.
Precisamente porque ser¨¢ dif¨ªcil acabar con ETA por la exclusiva v¨ªa policial son necesarias medidas pol¨ªticas complementarias: aquellas que refuercen la confianza de los ciudadanos en las instituciones y convenzan a los terroristas de que matando no van a acercar sus objetivos. Es dudoso que las propuestas de Seti¨¦n favorezcan una din¨¢mica de ese tipo. Cabe temer, en cambio, que sean interpretadas por el mundo de ETA y HB como una confirmaci¨®n de sus postulados: que las instituciones no satisfacen las aspiraciones reales de los vascos, y que la violencia es eficaz para que la mayor¨ªa adapte sus convicciones a las exigencias de la minor¨ªa. Por eso resulta tan discutible la idea de que aceptar la negociaci¨®n en los t¨¦rminos planteados por ETA sea un camino de paz. M¨¢s bien lo contrario.
Al menos, mientras ETA no acredite, como exige el Pacto de Ajuria Enea, una voluntad real de renunciar a la violencia. Si esa voluntad existiera, ya lo habr¨ªan hecho saber, pero no hay s¨ªntomas de que se lo hayan planteado siquiera. En esas condiciones, hablar de negociaci¨®n no favorece la b¨²squeda de salidas realistas. Seti¨¦n quiere la paz, pero su propuesta favorece, parad¨®jicamente, el inmovilismo de ETA: si ni siquiera tiene que dejar de matar para que le ofrezcan conversaciones, ?por qu¨¦ iba a plantearse renunciar a la lucha armada?
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