El divo y el maestro

Para el segundo concierto de La Almudena, patrocinado por nuestro Ayuntamiento y Uni¨®n Fenosa se invit¨® a Alfredo Kraus, uno de los m¨¢s grandes tenores de nuestra historia y el mejor para muchos. No es cuesti¨®n de entrar en distingos, ni falta que hace, sobre el tema. La realidad es que Kraus, desde joven, cuando sorprendi¨® a todos con Do?a Francisquita, hace gala de rigor art¨ªstico y de inteligente maestr¨ªa. Cuenta siete decenios y al entonar anteanoche Por el humo se sabe d¨®nde est¨¢ el fuego me parec¨ªa volverlo a escuchar el d¨ªa de la reinauguraci¨®n de la Zarzuela en 1956, tanto por el dominio t¨¦cnico cuanto por la tersura y el brillo de unos agudos limpios y valientes y sin olvidar la excelent¨ªsima dicci¨®n y el ejemplar fraseo.El tenor de Las Palmas est¨¢ entre nosotros nuevamente sobreponi¨¦ndose a la reciente pena de la p¨¦rdida de Rosa, su mujer; al mismo tiempo, est¨¢ ya en la historia. Suponer que alguien pudiera interceptar o demorar su actuaci¨®n en el Teatro Real se me antoja singular desprop¨®sito. No dudo ni un instante que tendremos a Kraus en la plaza de Oriente con Werther o con Los cuentos de Hoffmann. As¨ª parec¨ªa dec¨ªrselo a Kraus el p¨²blico que le salud¨® con un prolongado coro de bravos, en los que se resum¨ªa la admiraci¨®n, el afecto hacia ¨¦l y la gratitud hacia su biograf¨ªa.

Atento siempre a la ¨®pera belcantista y ce?ido a los papeles que le son id¨®neos, nunca rehus¨® Kraus el g¨¦nero zarzuel¨ªstico. Todo lo contrario: puso su mejor talento musical y vocal en el empe?o de enaltecerlo. Bien se comprob¨®, una vez m¨¢s, en el aria de Vives, en la de El ¨²ltimo rom¨¢ntico, en su escapada a La del manojo de rosas, su altisonante y directo canto a la espada toledana, de Guerrero, el evocativo Canto del vagabundo, de Serrano, o la siempre bien recibida Tabernera del puerto, de Soroz¨¢bal. Para corresponder a tanta aclamaci¨®n como escuch¨®, Kraus cant¨® espl¨¦ndidamente la jota de El trust de los tenorios, de Serrano, quiz¨¢ para recordar a Miguel Fleta, cuyo centenario est¨¢ pasando desapercibido, a pesar de que fue la ¨²ltima voz que cant¨® en el Real, en 1925, un precursor ?Ay, ay!

Garc¨ªa Asensio, director de la Banda Municipal, y la Sinf¨®nica de Madrid, homenajearon tambi¨¦n a Kraus a trav¨¦s de su colaboraci¨®n en las arias y de castizos compases madrile?istas, desde los de Bocherini y Glinka hasta los de Soroz¨¢bal, Vives y los cl¨¢sicos Bret¨®n, Chueca y Chap¨ª.

Fue una noche plena de calor human¨ªsimo la de esta reaparici¨®n hecha homenaje al gran tenor, que el d¨ªa 5 de diciembre ver¨¢ inaugurado en Las Palmas el auditorio Alfredo Kraus.