"Mucha cola y se toca poco"
El SIMO 97 espera atraer a 250.000 visitantes
A las siete horas de esta tarde cerrar¨¢ sus puertas el SIMO TCI 97, la Feria Internacional de inform¨¢tica, multimedia y comunicaciones, que ha celebrado esta semana su XXXVII edici¨®n en el Parque Juan Carlos I de Madrid. Una edici¨®n que espera llegar a los 250.000 visitantes.Adem¨¢s de ser una cita ineludible para todos los profesionales de la inform¨¢tica y las telecomunicaciones -con 707 expositores repartidos en ocho pabellones- la celebraci¨®n del SIMO se ha convertido a lo largo de estos a?os en una alternativa de ocio, tanto para los iniciados en las nuevas tecnolog¨ªas como para curiosos ¨¢vidos de novedades. Ayer s¨¢bado la presencia de p¨²blico fue masiva, dando la impresi¨®n de que los m¨¢s de 250.000 visitantes que se espera pasen por la feria este a?o se hab¨ªan congregado en un mismo d¨ªa.
"Todav¨ªa no han llegado a lo que yo necesito: no sirve, por ejemplo, para dictarle un texto en castellano antiguo del siglo XVI", comentaba poco convencido un cura anciano de corte cl¨¢sico -sotana, alzacuellos y boina- interesado en los programas de reconocimiento de voz, uno de los productos estrella de la feria. "Este a?o la edici¨®n est¨¢ m¨¢s orientada a los distribuidores, y hay demasiada gente. Los que trabajamos no podemos venir entre semana", se quejaba Juan, un programador de 27 a?os.
Los pabellones m¨¢s concurridos son los tres dedicados a la inform¨¢tica, el de Internet y sobre todo, el del software de consumo y entretenimiento, o dicho de otro modo, el de los juegos, cuyo ambiente, atestado de chavales, recuerda el de cualquier sala de billares a la salida del colegio.
"Hay mucha cola y se toca poco", sentenciaba Guillermo, un quincea?ero, entre dos mordiscos de bocadillo. "Lo de Internet est¨¢ bien, pero no te explican nada y la gente se est¨¢ mucho rato", a?ad¨ªa su amigo Jorge. "Es igual que el del a?o pasado", declaraba un cr¨ªo, contradiciendo las bocas abiertas de los que contemplaban una demostraci¨®n". No s¨®lo disfrutan los ni?os. Pocos visitantes se resisten a peinarse o sacar la lengua ante una microc¨¢mara y poder luego verse as¨ª en el ordenador.
El SIMO es tambi¨¦n un mercado, donde los expositores muestran sus ¨²ltimos productos -ordenadores, faxes, realidad virtual, pantallas planas, teletrabajo, port¨¢tiles, m¨®viles, revistas, televisi¨®n digital y un largo etc¨¦tera- de la manera m¨¢s imaginativa posible. Para mejor pregonar la mercanc¨ªa se llegan a incluir representaciones teatrales, cuyo objetivo final es ofrecer un servidor de Internet, o bien se presenta la posibilidad de meterse en partidas interactivas en las que, tras media horade cola, 14 jugadores juegan a matarse a trav¨¦s de ordenadores interconectados.
"Espero que nunca tengan que utilizar este sistema", comenta a su auditorio un presentador tras hacer una demostraci¨®n de telemedicina, en la que una doctora, desde Alcal¨¢ de Henares, diagnostica una radiograf¨ªa a medias con un colega situado entre el p¨²blico.
"Es m¨¢s barato que el m¨®vil, tiene m¨¢s cobertura y, si no te gusta, lo apagas o le echas la culpa al Gobierno...", se esforzaba Isabel, una mayorista que trataba de convencer al periodista de las ventajas que se derivan de estar localizado las 24 horas del d¨ªa con el Beeper, otro de los productos de moda.
Al final todo el mundo sale cargado de bolsas, octavillas publicitarias y la sensaci¨®n de que la inform¨¢tica y las telecomunicaciones avanzan tan r¨¢pido que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil estar al d¨ªa. Aunque s¨®lo sea para informarse de lo que est¨¢ llegando o de lo que est¨¢ ya aqu¨ª y no se conoc¨ªa, la visita al SIMO puede darse por bien empleada.
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