"El europeo s¨®lo se reconoce como tal en relaci¨®n a los otros"
El proceso hacia la unidad europea est¨¢ produciendo profundos cambios en las estructuras de una sociedad, que ve c¨®mo los objetivos econ¨®micos corren por encima de una reflexi¨®n seria sobre las repercusiones pol¨ªticas y culturales que se avecinan. La Fundaci¨®n Marcelino Bot¨ªn organiz¨® esta semana en la Residencia de Estudiantes un foro titulado Pensar el futuro de Europa, dirigido por Francisco Jarauta, en el que participaron pensadores, escritores y economistas de varios pa¨ªses.Massimo Cacciari (Venecia, 1944), fil¨®sofo y alcalde de Venecia, tom¨® parte en este seminario con una conferencia sobre Geofilosof¨ªa de Europa. Profesor de Est¨¦tica en la Escuela de Arquitectura de su ciudad y autor de libros c¨®mo El pensamiento negativo (1977), Hombres p¨®stumos. La cultura vienesa del primer novecientos (1989) y Drama y duelo (1989), se est¨¢ presentando a la reelecci¨®n para la alcald¨ªa veneciana por el Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS).
Pregunta. El futuro de la cultura europea se da en dos movimientos. Uno de ellos busca la integraci¨®n en una identidad com¨²n, y, por otro lado, asistimos a la atomizaci¨®n de las culturas regionales. Dos movimientos que pueden causar alguna explosi¨®n.
Respuesta. Creo que la valoraci¨®n de la especificidad, de las caracter¨ªsticas de cualquier regi¨®n, naci¨®n y cultura europea es un hecho muy positivo. Y no tiene nada que ver con los localismos tribales. Los localismos y la cerraz¨®n individualista, son la degeneraci¨®n de la idea de cultura, de naci¨®n, de individualidad, de autonom¨ªa. En la Europa com¨²n se van a reconocer siempre las especificidades, justamente para evitar que exploten movimientos ego¨ªstas y localistas. Naci¨®n, para m¨ª, es exactamente lo opuesto a nacionalismo.
P. ?Cu¨¢les se?alar¨ªa como puntos comunes o de uni¨®n entre los europeos?
R. Desde el punto de vista cultural, el ¨²nico car¨¢cter verdaderamente com¨²n a todas las culturas europeas, en el que todas se reconocen, no es la interrogaci¨®n, ni la investigaci¨®n, es la idea de que para construir la propia individualidad es necesario buscar al otro. El europeo s¨®lo se reconoce en relaci¨®n a los otros.
P. ?Eso no es contradictorio en un ¨¦poca individualista como ¨¦sta?
R. Es totalmente contradictorio. Pero ¨¦sa es una idea europea. O se repiensa esta idea europea o se enfrentar¨¢ a un futuro ya delineado, el de un superestatalismo econ¨®mico y financiero, siempre an¨®nimo y centralizado, respecto al cual todas las diversas culturas, lenguas, tradiciones y religiones europeas llegar¨¢n a un punto de conflicto, a un sentimiento de repulsi¨®n. Y a la larga, esto puede amenazar hasta la actual forma democr¨¢tica de nuestros Estados. Podr¨ªa, al final, producir una contracultura que, a partir de este renacimiento amenazador de nacionalismos podr¨ªa tambi¨¦n producir el efecto de una crjsis de la actual Comunidad Econ¨®mica Europea, porque los nacionalismos producen necesariamente proteccionismos, y hasta actitudes aut¨¢rquicas. Por tanto, si no estamos lo suficientemente atentos y nos enfrentamos a este problema de car¨¢cter filos¨®fico-cultural, que parece abstracto pero que no lo es en absoluto, existe el riesgo de que la actual construcci¨®n econ¨®mico-financiera europea entre en crisis.
P. ?Cree usted que la actual construcci¨®n de una Europa unida tiene en cuenta estos aspectos culturales?
R. No. Est¨¢ totalmente ausente de sus discusiones.
P. Si la identidad europea se define respecto a la diferencia del otro, ?cree que los problemas internos de la Uni¨®n Europea se resolver¨¢n de cara a otros mercados?
R. El problema en los pr¨®ximos a?os ser¨¢ la competitividad de todo el sistema europeo, en la confrontaci¨®n con Estados Unidos y con Asia. Todo depende de lo que venga de un lado o el otro, porque los mecanismos de desarrollo propulsores e innovadores de la econom¨ªa, la tecnolog¨ªa y la investigaci¨®n europea son extremadamente d¨¦biles. Ahora estamos en una fase en la que todos discuten de la competitividad intraeuropea pero en cuanto se imponga la moneda ¨²nica descubriremos que el verdadero problema es el de la competitividad europea con el ¨¢rea del d¨®lar o el ¨¢rea asi¨¢tica. Y la batalla est¨¢ completamente abierta. Si Europa no potencia una nueva capacidad de representarse culturalmente, y basa toda su futura fortuna en su presencia econ¨®mico-financiera, tecnol¨®gico-industrial, en mi opini¨®n, se enfrenta a una derrota segura. Se convertir¨¢ en el pr¨®ximo siglo en un ap¨¦ndice de la gran tierra asi¨¢tica".
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