Pureza

?Qu¨¦ es la pureza? Eduardo Haro Tecglen nos dice que en nuestro tiempo no es m¨¢s que un estado de deseo. ?Pero deseamos nosotros la pureza? ?No ser¨¢n ellos los que la desean?Quienes estuvimos en colegios de curas fuimos v¨ªctimas indefensas de ese concepto atroz y nos cost¨® harto trabajo librarnos de sus efectos, no sin graves secuelas. El maestro Haro, con quien desayuno a diario gracias a su Visto / O¨ªdo, la columna que pasa casi inadvertida en EL PA?S, alude a la pureza con motivo del revuelo armado por un informe del Tribunal de Cuentas sobre las cuentas de la Expo 92. Tambi¨¦n ¨¦l emplea el t¨¦rmino corrupci¨®n aportando una nueva forma, el exceso de gasto. Es cierto que Haro no llega al insulto proferido por la pepeprensa, pero parece caer en un puritanismo inesperado en su pensamiento. Modestamente, creo que se equivoc¨® neg¨¢ndose a visitar la Expo como forma de rechazo y condena del gasto que le pareci¨® injustificado.

Puede que sea pol¨ªticamente incorrecto, sobre todo en nuestra ¨¦poca, tan calvinista, pero estoy convencido de que el despilfarro es inevitable hasta el punto de que cada ¨¦poca tiene su forma propia de practicarlo. Es un fen¨®meno que parece de naturaleza cultural, y lo es, pero que tiene profundas ra¨ªces biol¨®gicas. El despilfarro es, si se quiere, un invariante hist¨®rico-natural.-