Cuatro norteamericanos mueren acribillados en Pakist¨¢n en una venganza contra EE UU
Un jurado popular de Fairfax (Virginia) decid¨ªa ayer si condenar a muerte o a cadena perpetua al paquistan¨ª Mir Aimal Kasi, al que el lunes hab¨ªa declarado culpable del asesinato en 1993 de dos empleados de la CIA en la entrada de la sede de esa central de espionaje en Langley (Virginia). Las medidas de seguridad eran extraordinarias. Horas antes, cuatro norteamericanos, empleados de una compa?¨ªa petrolera, hab¨ªan sido asesinados en Karachi en lo que parece ser una venganza por el juicio. Varios grupos hab¨ªan amenazado con represalias si era declarado culpable.
Estados Unidos se despert¨® ayer con la noticia del asesinato de sus cuatro ciudadanos en Pakist¨¢n. Seg¨²n el relato de la polic¨ªa de Karachi, unos pistoleros que circulaban en un coche robado interceptaron el veh¨ªculo en el que, con un ch¨®fer paquistan¨ª, viajaban cuatro empleados del gigante petrolero Union Texas, una empresa que trabaja desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas en este pa¨ªs. Los pistoleros acribillaron el veh¨ªculo hasta asegurarse de que todos sus ocupantes estaban muertos. Las v¨ªctimas norteamericanas eran naturales de Houston (Texas).Mientras reforzaba la seguridad en todos los edificios de Karachi relacionados con EE UU y otros pa¨ªses occidentales, la polic¨ªa paquistan¨ª adelant¨® que cree que el atentado est¨¢ vinculado al juicio en Virginia de Aimal Kasi. Varias organizaciones extremistas paquistan¨ªes hab¨ªan amenazado con adoptar represalias contra EE UU si Aimal Kasi era declarado culpable.
La historia de Aimal Kasi es, como todas las relacionadas con servicios de espionaje, muy oscura. Aimal Kasi, nacido hace 33 a?os en Quetta (Pakist¨¢n), resid¨ªa legalmente en el ¨¢rea de Washington cuando, el 25 de enero de 1993, dos empleados de la CIA fueron abatidos por un tirador solitario armado con un Kal¨¢shnikov en la entrada de la sede de la central de espionaje. Otros tres empleados resultaron heridos. Ese mismo d¨ªa Aimal Kasi tom¨® un avi¨®n en Washington y se refugi¨® en Pakist¨¢n.
El pasado junio, tras cuatro a?os de una caza al hombre de dimensi¨®n internacional, agentes del FRI capturaron a Aimal Kasi en la remota zona paquistan¨ª de Quetta. La captura fue rocambolesca, con pactos entre los servicios de inteligencia norteamericanos y algunas familias y tribus de la regi¨®n, con las que sostienen buenas relaciones, para actuar tanto en Pakist¨¢n como en Afganist¨¢n. Sin que mediara ning¨²n procedimiento legal de extradici¨®n, el detenido fue trasladado a EE UU para ser juzgado.
Aimal Kasi, seg¨²n la acusaci¨®n, fue el autor del ataque de 1993. Lo hizo, siempre seg¨²n la fiscal¨ªa, para vengar el bombardeo de Irak durante la Guerra del Golfo y, en general, como protesta por la pol¨ªtica norteamericana en Oriente Pr¨®ximo, que considera antimusulmana. Sin embargo, otras fuentes se?alan que la familia de Aimal Kasi ha colaborado tradicionalmente con la CIA y que Aimal Kasi pudo estar intentando saldar alguna cuenta personal con la agencia. Aimal Kasi, por su parte, se declara inocente y ha pedido la nulidad del juicio.
La ¨²ltima fase del juicio contra el paquistan¨ª se celebraba ayer en Fairfax, en un ambiente tenso y extra?o. Tanquetas y polic¨ªas con chalecos antibalas y fusiles de asalto cercaban el tribunal, donde el jurado deliberaba sobre si aplicarle la pena de muerte o condenarle a cadena perpetua. En las alturas hab¨ªa apostados tiradores de ¨¦lite, y en las calles, barreras contra coches bomba.
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