El buen cava s¨®lo es champa?a
Del homo-hispanicus no se podr¨¢ decir que es una burbuja, en este caso de cava. Siendo productores punteros en el mundo, resulta que alrededor del 90% del vino espumoso espa?ol que se consume en el interior se bebe en las fiestas navide?as y en las bodas; lo cual quiere decir que los espa?oles no aman el cava: prefieren el vino malo, el agua o el orujo.Y como las navidades se anuncian ya a bombo y platillo, he aqu¨ª media docena de cavas garantizados por su calidad y por precios que respetan una cierta dignidad. Hay dos botellas inevitables: Anna de Codorn¨ªu y Freixenet Brut Nature (ambos a 1.200 pesetas). Son las dos botellas de las dos casas con m¨¢s solera y experiencia y competencia en Espa?a, en el Pened¨¦s catal¨¢n, precisando m¨¢s. Otro cava ya inevitable es el Juve y Camps (1.700 pesetas), como el Recaredo, un espumoso que, paso a paso, se ha recortado como figura en el enjambre de los cavas del Pened¨¦s y del resto de Espa?a, porque ya se elabora este vino en toda la geograf¨ªa espa?ola. El Gramona no resultar¨¢ demasiado familiar para algunos, pero no desmerece de los anteriores. Y citaremos un cava rosado, exquisito, como suelen serlo todos los espumosos rosados, por la finura de su uva y la elaboraci¨®n cuidada: el Mont-Marcal.
Pueden encontrarse hasta docena y media de botellas m¨¢s que no desmerecen en nada respecto a la calidad; y tambi¨¦n abundan los medianos y mediocres. Como ocurre con el vino, en Espa?a ha cuajado entre la mayor¨ªa de los bebedores la m¨ªstica, o la m¨ªtica, de los peque?os cosecheros, "porque, se suele argumentar, su vino es m¨¢s natural, no tiene qu¨ªmica". En el mundo del vino, como en el de las f¨¢bricas de zapatos, los grandes son los que tienen m¨¢s medios y m¨¢s mercado y, en consecuencia, m¨¢s posibilidades para satisfacer las m¨²ltiples exigencias de la elaboraci¨®n.
Dice don Antonio Siguero, alma de la bodega m¨¢s respetada de Madrid, que el cava se bebe poco durante el a?o, y que incluso se bebe menos: "Incluso en Catalu?a ha bajado el consumo, y esto se debe a razones de toda especie, empezando por la que ata?e al servicio".
Se comprueba, en efecto, que el cava se bebe como se tercia, pero no como un vino con todas las excelencias; en primer lugar se sirve al final de la comida y no como aperitivo; y esto se hace en copas m¨¢s o menos indecentes. La temperatura, generalmente, es la que Dios quiere, y sabido es que de espumosos Dios no entiende nada.
Todo lo antedicho es como un velo que oculta una realidad monumental: que el cava bueno de verdad es tan buen vino espumoso como el champa?a franc¨¦s. El desaguisado procede del trato de excelencia que los franceses le ofrecen a sus burbujas de la champa?a frente al desd¨¦n con que en Espa?a se mira de reojo al cava, salvo en las bodas, cuando ya la borrachera se ha hecho reina del ambiente, y en las fiestas de Navidad, cuando todo pasa, aunque sea sin entrada, es decir, todo cuela.
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