Maldito barbero

Otro musical antiguo. Como El hombre de La Mancha, como el pr¨®ximo West Side history o como Los Fantastikos -el m¨¢s humilde, el m¨¢s simp¨¢tico, en la San Pol-: esperemos que haya en Madrid poblaci¨®n suficiente para mantener este g¨¦nero. Sweeney Todd estuvo aqu¨ª ya en esta misma producci¨®n, entonces en catal¨¢n, ahora en castellano y con cambios en el reparto. Echar de menos a Constantino Romero no quiere decir nada en desdoro de Joan Crosas, que tiene una voz espl¨¦ndida y buena escuela; es s¨®lo un homenaje al actor gracioso y sensible, muy capaz de entender las segundas intenciones del libreto de Wheeler y, sobre todo, de la m¨²sica de Sondheim, al que algunos consideran el mejor de cuantos se dedican hoy al musical. Puede que sea el que m¨¢s lo acerca a la ¨®pera, como van siendo sus pretensiones. Como lo entiende Vicky Pe?a, actriz y cantante al mismo tiempo.La historia de este barbero es como la de Edmundo Dant¨¦s, El conde Montecristo: injustamente enviado al destierro por un juez que codicia a la esposa del desgraciado y adopta a su hija, con la que querr¨¢ casarse cuando ella crezca: Sweeney vuelve vengador, pero su af¨¢n de crimen de barbero -la fina navaja en la yugular, que estalla en chorros de sangre- no se detiene ah¨ª, sino que utiliza su raro arte para suministrar cad¨¢veres a su nueva compa?era, que los convierte en los m¨¢s ricos pastelillos de carne de Fleet Street (Londres, en la ¨¦poca terrible en que se mezclaba la ginebra con la reina Victoria; hoy es una calle honesta, incluso con alg¨²n diario instalado en ella. La leyenda dice que ocurri¨® de verdad). Hay la suficiente iron¨ªa y humor negro en la historia sin necesidad de acentuar los rasgos, de la historia.

Ya se sabe, por el viaje anterior de la producci¨®n, su buena ejecuci¨®n, por los cantantes y la orquesta, por la direcci¨®n musical de Manuel Gas y por la de escena de Mario Gas. El p¨²blico interrumpi¨® o subray¨® muchos n¨²meros con aplausos y grititos de j¨²bilo y estuvo largo rato en pie al final.