El P¨¢mesa Valencia se ensa?a con el F¨®rum
Otro recital. Ciertamente, se agotan las, palabras para describir la trayectoria del Pamesa Valencia durante la actual campa?a. El club valenciano quiere actuar con moderaci¨®n, con prudencia, con discreci¨®n. Lo consigue en el plano administrativo. Pero en el deportivo su proceder es sonoro. Las actuaciones del Pamesa no pueden pasar inadvertidas. Hasta ayer, el equipo de Vukovic hab¨ªa abonado su brillante caminar con victorias de todo tipo. Apuradas, por la estrechez del marcador. Brillantes, por su juego convincente. Meritorias, por la enjundia del rival. Pero el triunfo de ayer en Valladolid fue simplemente mod¨¦lico. El Pamesa se asegura as¨ª una plaza en la Copa.El F¨®rum Valladolid represent¨® al ant¨ªtesis de los valencianos. Los castellanos abrazaron la nulidad y vivieron inmersos en un suplicio constante. Su partido entrar¨ªa por derecho propio en el museo de los horrores. Una aut¨¦ntico cuadro fe¨ªsta. Aunque claro, con este Pamesa dificilmente se pod¨ªa evitar la afrenta.
No contento con ganar, el equipo de Vukovic se ensa?¨® con su rival. El F¨®rum se convirti¨® en la v¨ªctima de un Pamesa que ayer prolong¨® su marcha mete¨®rica. Con los mismos cinco hombres durante todo el primer tiempo, el Pamesa evit¨® desde muy pronto todo conflicto en el marcador. Siempre estuvo acunado por c¨®modas ventajas. As¨ª hasta llegar a la explosi¨®n definitiva de los compases finales del acto inicial. Rodilla, Fox, Swinson, Perry y Radunovic se erigieron en protagonistas de una lecci¨®n antol¨®gica de baloncesto. El marcador al descanso (33-52) es suficientemente aclaratorio. Los 21 rebotes de los valencianos, por las ocho capturas del F¨®rum, y el 70% de efectividad del Pamesa en los tiros de campo, ayudan a interpretar lo acaecido.
El partido qued¨® abocado a un segundo tiempo burocr¨¢tico. Dicho de otro modo: un mero tr¨¢mite. Fue el momento para que el entrenador del F¨®rum, Gustavo Aranzana, y el del Pamesa, Miki Vukovic, experimentaran. Los hombres m¨¢s desarraigados en ambos equipos abandonaron durante algunos minutos su marginaci¨®n. Por suerte, el correcalles no se demor¨® durante mucho tiempo. El final lo agradecieron todos. Los locales, para esconder su sonrojo. Los visitantes, para pasar a la merecida celebraci¨®n.
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