Los talibanes vuelven a atender a las mujeres en los hospitales de Kabul
S¨®lo una cl¨ªnica admit¨ªa a las afganas
Las mujeres afganas ya pueden ser asistidas en los hospitales de Kabul, al revocar el Gobierno talib¨¢n la orden de su exclusi¨®n de los centros sanitarios, seg¨²n informaci¨®n del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR). De hecho, desde el pasado septiembre s¨®lo se les permit¨ªa el acceso a una cl¨ªnica mal equipada que sin embargo recibe ayuda de la UE. La toma del poder por parte de los talibanes en el oto?o de 1996 supuso la expulsi¨®n de las mujeres de la vida p¨²blica, so pretexto de la aplicaci¨®n estricta de la sharia (ley inspirada te¨®ricamente en el Cor¨¢n y en los Dichos de Mahoma).
Asesoras m¨¦dicas del CICR consiguieron permanecer a pie de obra en la capital afgana, tras la orden talib¨¢n de exclusi¨®n a las mujeres. "Nuestro personal femenino ha conseguido trabajar en los hospitales de Kabul gracias a que cumplen las normas del lugar, como ir totalmente cubiertas y vivir aisladas", explic¨® recientemente en Madrid el presidente del CICR, Cornelio Sommaruga. "Al menos de esta forma podemos trabajar, lo que es importante, porque de otro modo las mujeres heridas estaban siendo abandonadas", a?adi¨® el mandatario de la organizaci¨®n humanitaria internacional.Un cable interno del CICR procedente de Kabul informaba el pasado d¨ªa 5 de que all¨ª se brindaba atenci¨®n a 440 camas hospitalarias para mujeres en dos centros asistenciales: Karteseh y Wazir Ajbar Jan. El pasado d¨ªa 18 las autoridades talibanes permitieron extender la atenci¨®n a mujeres en otro hospital, el Ali Abad.
Polic¨ªa religiosa
Toda la poblaci¨®n afgana sufri¨®, tras el triunfo talib¨¢n, dr¨¢sticas restricciones en la vida cotidiana. El llamado Departamento para Promover la Virtud y Luchar contra el Vicio deriv¨® directamente en una polic¨ªa religiosa, ¨¦mula de la saud¨ª: los televisores, aparatos prohibidos, fueron rotos y amontonados en el centro de las plazas, como monumentos surrealistas; se prohibieron por impuros y fr¨ªvolos el f¨²tbol, la m¨²sica y jugar a la cometa; se procedi¨® a cortar todo flequillo "Hoy ya hemos cortado el pelo a 56", testimoniaba orgullosamente a principios de este mes un integrante de una patrulla rasuradora. "Les cortamos el pelo porque cuando se reza impide que tu frente toque el suelo; el diablo se interpone entre t¨² y Dios". Pero la peor parte correspondi¨® a las mujeres, y no s¨®lo por la obligatoriedad total de usar el velo hasta los pies -burka- en todo espacio p¨²blico.Muchas, incluso funcionarias, fueron apartadas de sus trabajos y confinadas en las casas, de donde s¨®lo pod¨ªan salir para la compra (ello constituy¨® noticia en Kabul, pero en otras ciudades como Jalalabad -60.000 habitantes, a 80 kil¨®metros de Pakist¨¢n- las mujeres ya estaban metidas en sus hogares antes de la victoria de los talibanes, que al fin y al cabo luchaban contra otros grupos musulmanes que tambi¨¦n proclamaban su respeto por la sharia).
En Kabul, adem¨¢s, los talibanes prohibieron a las mujeres asistir a la Universidad, donde 4.000 de los 10.000 estudiantes eran alumnas y de los 360 profesores, 60 eran mujeres. De hecho, el recinto universitario fue clausurado.
A partir de ah¨ª, el Gobierno invoc¨® motivos econ¨®micos para justificar esas decisiones: "El mayor problema son los recursos econ¨®micos", adujo el ministro de Educaci¨®n Superior, Numani. "Necesitamos instalaciones separadas para las chicas, y no contamos con suficientes profesoras, pero en cuanto contemos con presupuestos abriremos algunas facultades para ellas. Ahora no les est¨¢ permitido matricularse en ingenier¨ªa, por ejemplo, pero. podr¨¢n hacerlo en medicina, econom¨ªa dom¨¦stica y magisterio". S¨®lo el pasado marzo el Gobierno reabri¨® las aulas, pero sin profesoras ni alumnas.
Lapidaci¨®n
Ese mismo mes, Radio Sharia -antes Radio Kabul- dio noticia de la ejecuci¨®n por lapidaci¨®n de una mujer en Laghman, al este de la capital, tras ser condenada a muerte por adulterio. La emisora justific¨® la lapidaci¨®n en que la mujer fue capturada en compa?¨ªa de un hombre distinto a' su marido, tras abandonar el domicilio conyugal.La ¨²nica ejecuci¨®n por delito com¨²n del r¨¦gimen de la que se ha informado oficialmente -con fotograf¨ªas del hecho- es el ametrallamiento de un ladr¨®n. Sin embargo a la entrada de las fuerzas talibanes en Kabul se produjeron algunos ahorcamientos de personajes conectados con la extinta presencia sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, como el ex presidente Nayibulah.
El acceso de las mujeres a la atenci¨®n sanitaria puede ser s¨ªntoma de cierta relajaci¨®n de la presi¨®n gubernamental en Afganist¨¢n, un pa¨ªs al que el r¨¦gimen le ha cambiado el nombre: antes, tras la victoria islamista contra los rusos propiciada por el apoyo log¨ªstico estadounidense, pakistan¨ª, saud¨ª e iran¨ª, se denomin¨® Estado Isl¨¢mico de Afganist¨¢n; ahora, Emirato Isl¨¢mico de Afganist¨¢n. Matiz que expresa claramente la concepci¨®n islamista de que la religi¨®n est¨¢ por encima de lo civil, y el predominio del m¨¢ximo l¨ªder, emir Mohamed Omar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.