Interludio en Hollywood
Comenz¨® Sara Montiel su carrera muy joven, en 1944, nada menos que en una pel¨ªcula del gran Ladislao Vajda, Te quiero para m¨ª. En los seis a?os que siguieron, y aunque se adue?ase, por decreto de su rostro, de lo mejor de las pel¨ªculas en que intervino -como Locura de amor en 1948, donde despert¨® veneraciones y pasiones en la gente enamoradiza de aquel tiempo-, no alcanz¨® a escalar la estrella que buscaba. De 1950 se recuerda su paso por Peque?eces, dirigida por Juan de Ordu?a, y unos meses despu¨¦s, en 1951, se desentendi¨® del cine espa?ol y desapareci¨® de las pantallas de su tierra durante cinco a?os, hasta que un d¨ªa de 1954 reapareci¨® escoltada por Gary Cooper y Burt Lancaster en el esplendor de la Veracruz de Robert Aldrich, que fue quien realmente la rescat¨® para Espa?a del vac¨ªo que aqu¨ª se hac¨ªa (entonces como ahora) al cine de M¨¦xico, donde Sara Montiel se encumbr¨® en una docena de pel¨ªculas que no llegaron a Espa?a o que, si lo hicieron, pasaron de largo. Las catorce pel¨ªculas mexicanas de Sara Montiel forman todav¨ªa en Espa?a un hueco de cine olvida do o nunca estrenado. Veracruz pertenece a su etapa en M¨¦xico, pues tras ella interpret¨® algunas pel¨ªculas m¨¢s en este pa¨ªs, antes de retroceder a Espa?a con las espaldas bien cubiertas por otros dos trabajos de relumbr¨®n en Hollywood: Dos pasiones y un amor, dirigida en 1956 por Anthony Mann; y sobre todo Yuma, dirigida por Sam Fuller en 1957, una singular y poderosa pel¨ªcula del Oeste, que aqu¨ª conocimos casi al mismo tiempo que El ¨²ltimo cupl¨¦, en la que despu¨¦s de siete a?os volvi¨® al cine espa?ol de nuevo dirigida, como en Locura de amor y Peque?eces, por Juan de Ordu?a, y alcanz¨® a ser profeta en su tierra al romper (por abarrotamiento de las cajas de guardar las recaudaciones) las taquillas de los cines de aquel tiempo. Atr¨¢s, y con excepci¨®n de los tres pasos de su interludio hollywoodense, qued¨® flotanto, y a¨²n sigue as¨ª, una zona imprecisa, casi ignorada del ascenso de la actriz por las rampas de un dorado exilio buscado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.