Fernando Santos Fontenla, traductor
El d¨ªa 4 de este mes falleci¨® en Madrid el traductor Fernando Santos Fontenla, que deja entre sus innumerables amigos el recuerdo de una persona de una gran honestidad moral y pol¨ªtica que aprendi¨® durante sus a?os de estudiante del Colegio Estudio. Eso le llevar¨ªa a integrarse en la Agrupaci¨®n Socialista Universitaria (ASU), en los a?os cincuenta, y a colaborar en la preparaci¨®n del fallido Congreso de Escritores J¨®venes de 1955. M¨¢s tarde ser¨ªa detenido, en marzo de 1958, junto con varios miembros del comit¨¦ de la ASU. Posteriormente, seguir¨ªa colaborando de diversas formas en la lucha contra la dictadura franquista, y a su tes¨®n se le debi¨® la creaci¨®n, hacia comienzos de la d¨¦cada de los setenta, de una agencia de prensa clandestina, cuyo fin era hacer llegar noticias de la oposici¨®n antifranquista a los medios de comunicaci¨®n y los c¨ªrculos pol¨ªticos europeos, consiguiendo reunir en esa actividad a representantes de UGT, Comisiones Obreras, PCE, CNT y los carlistas.Siempre se caracteriz¨® por su solidaridad con los pueblos latinoamericanos, como lo prob¨® su ayuda al movimiento interno de resistencia a la dictadura pinochetista, tras el golpe militar de 1973 en Chile, y su colaboraci¨®n a la condena de los culpables del asesinato del funcionario espa?ol de la CEPAL Carmelo Soria
En lo profesional fue un excelente traductor, primero en la sede de la ONU en Nueva York, donde fue funcionario permanente desde 1963 hasta 1970, y desde entonces no dej¨® de seguir trabajando como traductor temporero para las Naciones Unidas hasta ese mismo a?o. Los que trabajamos con ¨¦l conocimos bien su dominio de la traducci¨®n t¨¦cnica y muchos textos de la Comisi¨®n de Desarme de la ONU salieron de sus manos. Pero, adem¨¢s, fue un buen¨ªsimo traductor literario, como podr¨ªan testimoniar en editoriales como Alianza Editorial o Alfaguara. Suyas fueron magistrales traducciones de El se?or de las moscas, de Golding; Casa desolada, de Dickens, y, sobre todo, La isla del Tesoro, de Stevenson. Tambi¨¦n ayud¨® a dar a conocer la novela "negra africana en Espa?a con sus traducciones de varios escritores de ese continente, en particular, del nigeriano y premio Nobel de Literatura Wole Soyinka.
Todos sus amigos recordaremos siempre su generosidad, su profundo sentido de la amistad, su agradable conversaci¨®n, su cultura enciclop¨¦dica y su republicanismo. Vivi¨® sus ¨²ltimos a?os profundamente desilusionado por el giro que tom¨® este pa¨ªs en el terreno pol¨ªtico y ¨¦tico, al ver que los valores republicanos en los que ¨¦l cre¨ªa no echaron ra¨ªces en esta Espa?a de Finales de Siglo.-
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