El Madrid paga su relajaci¨®n
El Oviedo empat¨® a dos minutos del final un encuentro que el rival pretendi¨® vivir de la renta del gol de Ra¨²l
El Real Madrid sali¨® en busca del partido, tal vez espoleado por las noticias del triunfo del Barcelona en Zaragoza. Lo hizo con un alarde de convicci¨®n, tard¨® medio partido en encontrar un resquicio en la roca azul que ayer ten¨ªa enfrente y, cuando lo consigui¨®, dej¨® a todos perplejos apagando las luces y pretendiendo vivir de rentas. El Oviedo le dio un buen revolc¨®n cuando ya se cre¨ªa con todo el bot¨ªn y, en un zarpazo final, le devolvi¨® al Barcelona el liderato que le quitara dos semanas atr¨¢s.Empez¨® a rodar el bal¨®n y el Madrid se ech¨® encima del Oviedo con evidente prisa por marcar diferencias desde el primer instante. Se hab¨ªan jugado s¨®lo dos minutos cuando Morientes daba el primer aviso desde la frontal del ¨¢rea. A los cinco, Ra¨²l desperdiciaba un centro de V¨ªctor cabeceando sin oposici¨®n al cuerpo de Esteban. El panorama que el partido dibujaba parec¨ªa el de un martillo dispuesto a golpear cuantas veces fuera necesario hasta hacer que la coraza saltara en pedazos.
Pero el Oviedo de Tabarez se siente a gusto en el papel de armadura. Una continuada racha de buenos resultados le han dado al equipo ovetense un doble barniz de seguridad y autoestima. El partido iba desgranando minutos y el Madrid ten¨ªa el bal¨®n, pero no la llave de la porter¨ªa de Esteban. Cada vez que merodeaba por la frontal del ¨¢rea enemiga, el Madrid lo hac¨ªa frente a una defensa imp¨¢vida, bien pertrechada y auxiliada en ¨²ltimo extremo por el propio Esteban, un joven reci¨¦n llegado, que cada jornada deja en evidencia a quienes insin¨²an que no hay porteros en Primera Divisi¨®n para la selecci¨®n Sub 21.
Al l¨ªder ya le entraron algunas dudas antes del descanso. El Madrid se vio enredado en una madeja que s¨®lo dejaba entrever el torrente de calidad que despleg¨® Seedorf. El holand¨¦s fue en Oviedo la esquina m¨¢s avanzada del rombo de Heynckes. Llev¨® su firma un curso de alta escuela; una sucesi¨®n de detalles llenos de fundamentos, toque, fortaleza f¨ªsica y movilidad. Hasta que desapareci¨® del partido, el Madrid traz¨® todas las l¨ªneas de su juego en el eje Redondo-Seedorf, una pareja que luci¨® una sucesi¨®n de recursos con la que su equipo mantuvo la cabeza despejada a la espera de alguna debilidad del Oviedo.
La lucidez de Seedorf y el tiral¨ªneas afinado de Redondo carecieron de complementos. Fue reci¨¦n iniciada la segunda parte cuando Ra¨²l se sacudi¨® por un minuto su propia ansiedad, sus prisas por ser sublime y su aparente obsesi¨®n por convertir cada bal¨®n que toca en el gol del a?o.
El Oviedo dej¨® al Madrid tejer y destejer. Su comodidad fue en aumento al ver a Morientes desconectado del partido, a Ra¨²l en estado de ansiedad y a Amavisca fotocopiando un eslalon imposible. Fueron estos dos ¨²ltimos quienes formaron la sociedad decisoria, la del gol: un centro desde la banda y un cabezazo en el primer palo. Visto y no visto.
De pronto, el Madrid se encontr¨® con todo a favor y de forma inopinada, desapareci¨® seguidamente del partido. Tal vez crey¨® que el Oviedo reserv¨®n y acomodado que hab¨ªa tenido enfrente en el primer tiempo ser¨ªa pan comido con el marcador en desventaja. Fue una gran equivocaci¨®n y el precio que pag¨® el Madrid por ella no fue otro que el liderato de la Liga. El Barcelona hab¨ªa escrito renglones parecidos en el mismo escenario dos semanas antes.
Muy pronto llegaron los primeros sustos para Ca?izares. Primero, un cabezado de Dely Vald¨¦s; despu¨¦s, un zurdazo de Manel atajado por el meta madridista con muchos apuros, y ya sin tiempo para casi nada, el gol del empate. Ese gol que suelen encajarles a ¨²ltima hora a los equipos m¨¢s cicateros, que pretenden cubrir el expediente sin la menor grandeza y con el m¨ªnimo gasto. Ca?izares estaba salvando al Madrid de un serio disgusto, frente a un Oviedo crecido, encorajinado y valiente. En el ¨²ltimo suspiro, Pompei, toda la noche muy apagado, acert¨® a conectar su zurda con precisi¨®n milim¨¦trica. Su centro llevaba veneno y Ca?izares se lo comi¨®. Juan Gonz¨¢lez conect¨® su cabeza entre las manoplas del portero madridista y sentenci¨® el empate.
Roberto Carlos, que se pas¨® el segundo tiempo buscando la quinta tarjeta que al final vio, pudo arreglarlo para el Madrid en el tiempo a?adido, pero su zurda no encontr¨® la porter¨ªa a la que su equipo hab¨ªa dado la espalda durante casi medio partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.