Un desplante m¨¢s

EL MINISTERIO de Justicia ha a?adido un desaire m¨¢s a la larga lista de agravios ya acumulada contra la carrera fiscal. Margarita Mariscal de Gante ha rechazado el nombramiento de Javier Moscoso como fiscal del Tribunal Supremo que hab¨ªa propuesto el Consejo Fiscal siguiendo los tr¨¢mites establecidos para la ocupaci¨®n de la plaza. El Consejo ha tenido que recurrir de nuevo a la protesta oficial por el singular comportamiento del Gobierno, que no ha tenido a bien razonar su negativa. La explicaci¨®n posterior ofrecida por Justicia, seg¨²n la cual los vocales del Consejo del Poder Judicial no pueden ser promovidos a magistrados del Supremo ni nombrados para cualquier cargo judicial de libre designaci¨®n, no s¨®lo no ha calmado los ¨¢nimos de los fiscales, sino que ha alimentado nuevas cr¨ªticas, porque Moscoso no opta a ning¨²n cargo de magistrado, sino al de fiscal, y tal designaci¨®n no implica ascenso en la carrera.Este Gobierno ha mostrado una considerable falta de tacto en sus relaciones con la carrera fiscal y sobre todo una incapacidad manifiesta para hacer cre¨ªbles con los hechos las reiteradas promesas de garantizar su autonom¨ªa. La Audiencia Nacional ha sido el escenario m¨¢s visible de una crisis mucho m¨¢s amplia. Cabe recordar que el enfrentamiento de cinco fiscales de ese organismo jurisdiccional con su jefe, Jos¨¦ Aranda, se sald¨® con el cese de ¨¦ste por falta de autoridad y su sustituci¨®n por el l¨ªder de los amotinados, Eduardo Fungairi?o, en contra del sentir un¨¢nime del Consejo Fiscal -que se pronunci¨® en contra por tres veces- y mediante una decisi¨®n que est¨¢ recurrida ante los tribunales.

Los desplantes hacia el Consejo Fiscal forman parte sin duda de la concepci¨®n autoritaria que tiene el Gobierno de la justicia en general y de la fiscal¨ªa en particular. Este Gobierno tiene una acusada tendencia a defenderse de las cr¨ªticas apelando a los errores del pasado, pero es hora ya de que afronte sus propias responsabilidades. Los electores le dieron la mayor¨ªa precisamente para que no hiciera lo mismo. El nombramiento de Eligio Hern¨¢ndez como fiscal general, en una decisi¨®n que termin¨® siendo deslegitimada por el Supremo, no es precisamente el espejo de referencia. El nombramiento de Fungairi?o y el rechazo de Moscoso -en ambos casos en abierto enfrentamiento con el Consejo Fiscal- son dos decisiones que apestan a sectarismo. Y ese hedor no desaparece por mucho que se apele al pasado.