Autismo: gritos y susurros
"Este ministro es un aut¨¦ntico autista". "La oposici¨®n demuestra una vez m¨¢s su autismo al presentar este proyecto de ley". En los discursos pol¨ªticos y en los medios de comunicaci¨®n se usa cada vez m¨¢s el t¨¦rmino autista para el ataque personal y la cr¨ªtica. El empobrecimiento del vocabulario y la comodidad de las expresiones que se ponen de moda facilita esta utilizaci¨®n, a la que contribuye el desconocimiento de lo que significa el autismo.El autismo es un trastorno -que no una enfermedad- que incapacita para el normal desarrollo de funciones psicol¨®gicas relevantes para la relaci¨®n y la comunicaci¨®n con las personas y que conlleva la presencia de patrones de conducta, inter¨¦s o actividad restrictivos, repetitivos y estereotipados. Se presenta en el transcurso de los tres primeros a?os de vida y los primeros s¨ªntomas se observan, en la mayor parte de los casos, tras un periodo de desarrollo normal que se extiende hasta pr¨¢cticamente el a?o y medio. La intensidad y la gravedad de las alteraciones puede variar y ser diferente en cada caso, aunque algo m¨¢s de las tres cuartas partes de las personas autistas presentan serias y profundas limitaciones.
Hay dos aspectos que es necesario precisar, porque pueden dar lugar a una visi¨®n m¨ªtica del autismo. El primero tiene que ver con el origen del trastorno y el segundo, con el aislamiento social.
Cada vez contamos con m¨¢s evidencias cient¨ªficas sobre la causa biol¨®gica del trastorno. No pueden mantenerse por m¨¢s tiempo ideas que pretenden basarlo en supuestas alteraciones de los padres, pautas de crianza inadecuadas y otras ideas similares. Si bien es cierto que a¨²n est¨¢ por descubrirse la causa o causas que precipitan el trastorno, los datos con los que se cuenta hasta ahora indican que su ra¨ªz estar¨ªa en un fallo gen¨¦tico que provocar¨ªa una disfunci¨®n neuropsicol¨®gica.
La persona autista no se encierra ni se a¨ªsla voluntariamente de la realidad, como han pretendido algunas explicaciones. La realidad se caracteriza por un complejo mundo de relaciones compartidas en el que el dominio flexible de instrumentos de pensamiento, comunicaci¨®n y relaci¨®n es esencial para un desarrollo normal.
?C¨®mo puede una persona que tiene comprometida su capacidad de situarse en el mundo mental y emocional de los otros y, por lo tanto, de s¨ª mismo, participar en tal complejidad de relaciones? La respuesta a esta y otras cuestiones viene dada por la ¨²nica opci¨®n posible: la investigaci¨®n cient¨ªfica. Por el momento, la v¨ªa m¨¢s eficaz y prometedora para ayudar a las
personas autistas es la educaci¨®n. Educaci¨®n que debe basarse en un profundo conocimiento de las peculiaridades psicol¨®gicas de los autistas.
?Podemos imaginarnos un mundo sencillo, sin mentiras, sin enga?os, sin dobles intenciones? ?Somos capaces de pensar en una vida ordenada, predecible y no ca¨®tica, en una existencia aislada de las complejidades del mundo que nos rodea? Si conseguimos hacer un esfuerzo semejante, estar¨ªamos en condiciones de poder entender lo que ocurre con las personas autistas. El autismo es un modo de ser que exige la comprensi¨®n, el respeto y la consideraci¨®n de todos, y no debe convertise en un t¨¦rmino al uso para descalificaciones pol¨ªticas o personales. Al contrario: quiz¨¢ sea la sinceridad y la ausencia de conductas de enga?o y mentira -caracter¨ªsticas de las personas autistas- lo que deber¨ªa guiar la actuaci¨®n de los responsables pol¨ªticos.
Dos oportunidades cercanas pueden contribuir a mejorar la comprensi¨®n y sensibilidad con el autismo: la Semana de la Discapacidad que se celebr¨® la pasada semana bajo el patrocinio de la Comisi¨®n Europea y la celebraci¨®n del II Simposium Internacional de Autismo, organizado por APNA, del 26 al 28 de febrero. Confiamos en que se convierta en un acontecimiento de primer orden para ayudar a la sociedad a comprender mejor la mente de las personas autistas y, sobre todo, las v¨ªas educativas m¨¢s eficaces para su tratamiento.
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