La gran esperanza negra
'Todo se desmorona', del nigeriano Chinua Achebe, antesala de la literatura no occidental que llega
Cuando P¨¦rez-Reverte edita 250.000 ejemplares de la ¨²ltima peripecia de su capit¨¢n Alatriste, todo se desmorona: no puede ser, la cifra est¨¢ hinchada, el mercado no da para tanto, dicen. Sin embargo, cuando Todo se desmorona, la novela bandera del nigeriano Chinua Achebe alcanza los seis millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, los sism¨®grafos literarios apenas registran sacudidas en Espa?a: una edici¨®n en 1986 (Anagrama, con el t¨ªtulo Todo se derrumba) que pasa sin pena ni gloria. Once a?os despu¨¦s, Ediciones del Bronce, la ¨²nica editorial con una colecci¨®n dedicada a las literaturas no occidentales, la traduce de nuevo y la lanza como aperitivo de un inminente desembarco de autores de ?frica, Asia y el Caribe.Chinua Achebe naci¨® en Nigeria en 1930, aunque vive en Estados Unidos desde hace tiempo. Todo se desmorona, una cr¨®nica del conflictivo choque entre los valores gastados de la vieja Europa y las formas de vida africanas, fue precisamente su primera obra. La escribi¨® en 1958, con 28 a?os, y desde entonces ha sido traducida a 30 idiomas. S¨®lo en Gran Breta?a lleva vendidos m¨¢s de dos millones de ejemplares. Aunque quiz¨¢, m¨¢s que las cifras, lo relevante del ¨¦xito de esta obra es el particular uso del ingl¨¦s que utiliza Achebe, con profusi¨®n de repeticiones -propia de la tradici¨®n oral de la tribu Igbo- y frecuente presencia de t¨¦rminos y proverbios igbo. Porque ese es el gran caballo de batalla de los escritores no occidentales: en un territorio como ?frica, donde el 50% de la poblaci¨®n analfabeta y solamente el 5% lo que se publica es ficci¨®n, mantenerse fiel al kikuyu, al ndebele o al shona equivale a reducir pr¨¢cticamente a cero los potenciales lectores. As¨ª, salvo contadas excepciones, los autores no occidentales han adoptado los idiomas de sus antiguos colonizadores -mayoritariamente ingl¨¦s y franc¨¦s- como material de trabajo. Incluidos el nigeriano Wole Soyinka, la surafricana Nadine Gordimer, el antillano Derek Walcott y el egipcio Naguib Mahfouz, los cuatro premios Nobel del Tercer Mundo, a los que se podr¨ªa a?adir la afroamericana Toni Morrison.
Pero hay muchos m¨¢s. Ahora mismo en lengua castellana est¨¢n disponibles un par de centenares de traducciones, repartidos en media docena larga de editoriales, que incluyen a nombres conocidos como Tahar Ben Jelloun, Amy Tan, Yaser Kemal o Taslima Nasrin y a bastantes m¨¢s que no suenan en absoluto. Pero todo hace pensar que esto no es m¨¢s que el principio. Lumen est¨¢ a punto de sacar La mensajera de cristal, de la vietnamita Pham Thi Hoai, y la colecci¨®n ?tnicos del Bronce va a publicar a lo largo del pr¨®ximo a?o obras de la malasia Beth Yahp, del nigeriano Ben Okri (premiado con el prestigioso Booker brit¨¢nico), la somal¨ª Nuruddin Farah, el zimbabu¨¦s Tsitsi Dambgarembga, la india Gita Hariharan, la guadalupe?a Gis¨¦le Pineau y el haitiano Edwige Danticat.
Anna Soler-Pont, directora de la colecci¨®n ?tnicos del Bronce, explica: "Se puede hablar de fil¨®n. La mayor¨ªa de ellos escriben para un p¨²blico occidental, por lo que resultan sumamente accesibles, pero la novedad est¨¢ en los argumentos, casi siempre relacionados con sus or¨ªgenes. El tema de las guerras de liberaci¨®n de los respectivos pa¨ªses es muy recurrente, pero, claro est¨¢, visto desde los ojos del ocupado".
Los recientes premios Booker Prize, que han reca¨ªdo en una autora india, y el de la Academia Francesa de 1996, para la camerunesa Calixthe Beyala, parecen confirmar la creciente integraci¨®n de las voces ex¨®ticas en la cultura occidental, aunque hay quien prefiere considerarlo otro ejemplo del denominado mestizaje. Por lo pronto, parece claro que la balanza literaria, con los autores aut¨®ctonos en un platillo y las traducciones en el otro, se inclina -al menos cuantitativamente- cada vez m¨¢s del segundo lado.
En opini¨®n de Anna Soler Pont, a nadie se le va a ocurrir que esto sea un perjuicio para los autores del pa¨ªs. "Los mismos maestros de escuela", explica, "ven que se les llenan las clases de ni?os de distintos colores y, claro, no pueden estar siempre contando el cuento de la Caperucita Roja. Si tuviesen a mano libros de cuentos para ilustrar los mitos y las leyendas de ?frica y de Asia les ir¨ªa la mar de bien. Los propios padres quieren que sus hijos conozcan las tradiciones de los otros pueblos". Por si acaso, las editoriales Cru?lla (en catal¨¢n) y SM (en castellano) ya tienen a punto de publicaci¨®n el ¨¦xito del curso pasado en Francia, La chanson de la vie, de la escritora de Costa de Marfil V¨¦ronique Tadjo.
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