Con 'Las cenizas de ?ngela' recibi¨® el Pulitzer de Biograf¨ªa
Frank MacCourt (Nueva York, 1930) esper¨® a cumplir 60 a?os para escribir la historia de su vida. "Cuando se vive en un callej¨®n, en una casa situada al lado de un retrete, imitar a Joyce no funciona", asegura el autor de Las cenizas de ?ngela (Maeva Ediciones), ganador del Premio Pulitzer de Biograf¨ªa 1997. Sus memorias, de las que se han vendido 1,2 millones de ejemplares, se venden en 18 pa¨ªses y se han convertido en un ¨¦xito editorial.
"Nada puede compararse con la versi¨®n irlandesa de una infancia terrible: la pobreza; el padre vago, locuaz y alcoh¨®lico; la madre piadosa y derrotada que gime junto al fuego; los sacerdotes pomposos; los maestros desp¨®ticos; los ingleses y las cosas terribles que nos hicieron durante 800 a?os El inicio de las memorias de MacCourt es s¨®lo un aviso de lo que est¨¢ por llegar en las 396 p¨¢ginas restantes. "Cuando est¨¢s abajo de todo s¨®lo se mira para arriba. Desde que ten¨ªa tres a?os no he hecho otra cosa", asegur¨® el autor en una visita a Madrid para presentar el libro."Ahora vivo en el cielo", asegura este profesor de Lengua y Literatura inglesas jubilado que nunca so?¨® con ganar el Pulitzer.
El sue?o americano
La vida del escritor es el reflejo del sue?o americano. Naci¨® en Brooklyn en plena depresi¨®n. A los tres a?os emigra con sus padres y hermanos a Irlanda, donde viven en la miseria total en Limerick, ciudad donde se desarrolla Las memorias de ?ngela. A los 19 a?os vuelve en solitario hacia Estados Unidos, donde desempe?¨® varios trabajos para sobrevivir hasta que empez¨® a asistir a clases nocturnas de Lengua y Literatura inglesas en la Universidad de Nueva York. Durante muchos a?os fue profesor de creaci¨®n literaria en diversas escuelas, donde adquiri¨® fama por mantener la disciplina con estudiantes rebeldes y por aficionarles a la lectura de Shakespeare.Durante 30 a?os, MacCourt emborron¨® cuadernos tratando de explicar sus sensaciones. Incluso empez¨® una novela sobre la infancia en los barrios bajos de Limerick, pero cada vez que lo intentaba la realidad se pon¨ªa por medio. Por fin, una vez jubilado, MacCourt encontr¨® el tono para contar su pasado: la voz de un ni?o avispado y observador, que acab¨® convirti¨¦ndose en un superviviente. "El maestro dice que morir por la fe es una cosa gloriosa, y pap¨¢ dice que morir por Irlanda es una 0cosa gloriosa, y yo me pregunto si hay en el mundo alguien que quiera que vivamos. Mis hermanos han muerto y mi hermana ha muerto, y yo me pregunto si murieron por Irlanda o por la fe", se lee en Las cenizas de ?ngela. Despu¨¦s de semejante experiencia, MacCourt se siente incapaz "de escribir sobre la felicidad". "?Qu¨¦ se puede contar cuando todo va bien?", se pregunta.
Desde el principio sinti¨® simpat¨ªa hacia los alumnos con problemas. "Cuando llegu¨¦ a Estados Unidos ten¨ªa mucha rabia y eso es mala cosa, pero aquel sentimiento me permiti¨® seguir funcionando". Cuando termine la promoci¨®n de esta obra se encerrar¨¢ de nuevo en casa y tratar¨¢ de acabar la segunda parte de su vida, donde narrar¨¢ c¨®mo fueron sus a?os de profesor y lo mucho que aprendi¨® de sus alumnos.
Las cenizas de ?ngela ser¨¢ llevada al cine. La Paramount ha comprado los derechos de la obra y la pel¨ªcula podr¨ªa ser interpretada por Mel Gibson.
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