Aclaraci¨®n de la viuda de S¨¢enz de Ynestrillas
Es f¨¢cil meterse con los muertos; ellos no contestan, no pueden defenderse, no tienen derecho a r¨¦plica. Todo el mundo se desayun¨® la ma?ana del d¨ªa 9 de diciembre, desde bien tempranito, hablando, entre otros, de mi marido, el comandante S¨¢enz de Ynestrillas, una de las tantas v¨ªctimas de la violencia asesina de ETA, propiciada por los sectores nacionalistas vascos y amparada por los sucesivos Gobiernos de lo que llaman "democracia".Los que conocimos a mi marido sabemos bien c¨®mo era; c¨®mo amaba a su patria, c¨®mo a su familia, c¨®mo a sus compa?eros, a sus camaradas y a sus semejantes. C¨®mo se volcaba con los dem¨¢s, c¨®mo se daba, ¨ªntegro, todo ¨¦l. No fue un hombre de tibiezas ni de medias tintas; fue, ante todo, un hombre de honor, un Quijote del siglo XX, como le definir¨ªa Fernando Reinlein, de Diario 16, despu¨¦s de su asesinato.
Vivi¨® toda su vida entregado al servicio de Espa?a, desde muy joven. Sirvi¨® donde fue necesario, sin que se lo pidieran, y despu¨¦s, cuando los traidorzuelos y politicuchos disfrazados de militares se aferraban a los sillones de sus majestuosos despachos, renegando de cuantos valores hab¨ªan jurado, renunciando a la lealtad, el honor y el servicio a la patria para no perder ni un duro de la n¨®mina; cuando tantos soldados de la patria se convirtieron en los sucios soldados del dinero; cuando tantos volvieron la espalda a Espa?a para servir a sus Gobiernos, all¨ª se mantuvo ¨¦l, inalterable, firme, sin lujos, para servirla.
Nunca se le demostr¨® nada, nunca se le conden¨® por nada, pero pas¨® varias veces por las prisiones militares del Estado democr¨¢tico de derecho, y tuvo que contemplar, impotente, c¨®mo nuestro hijo peque?o, Fernando, se criaba entre los pasillos de la c¨¢rcel militar de Alcal¨¢-Meco.
Los que le conocimos estamos y estaremos siempre muy orgullosos de ¨¦l. Cada vez m¨¢s. Por su valor, su entrega y su fe.- Viuda de S¨¢enz de Ynestrillas.
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