El fin de una dinast¨ªa
Al menos desde el pasado 11 de julio, no pod¨ªa ya decirse que Giovanni Alberto Agnelli fuera el delf¨ªn de su ilustre t¨ªo hom¨®nimo, el abogado Giovanni Agnelli, para mantener el apellido familiar en la presidencia de Fiat. Su muerte f¨ªsica pone, no obstante, igualmente de manifiesto, y con la m¨¢xima crudeza, que asistimos a un hecho hist¨®rico, como es el fin de una dinast¨ªa. Mientras hubiera vida, hab¨ªa esperanza remota de curaci¨®n del ¨²nico miembro del clan familiar capacitado para continuar la saga.Cierto que esas esperanzas eran poco m¨¢s que una quimera. Hasta el punto de que el 11 de julio citado el t¨ªo Giovanni, desde 1995 presidente -honorario de Fiat, sorprendi¨® a la prensa con la declaraci¨®n de que, si bien ten¨ªa pensado el nombre de su sucesor, se lo callaba para evitar que los peri¨®dicos lo quemaran". Dado que, en 1995, el mismo Agnelli hab¨ªa revelado al semanario franc¨¦s Le nouvel economiste que su sucesor era Giovanni Alberto, el pasado 11 de julio qued¨® claro que la grave enfermedad del delf¨ªn, anunciada en abril, hab¨ªa acarreado su exclusi¨®n de la l¨ªnea sucesoria.
En su generaci¨®n, Giovanni Jr. o Giovannino, como se llamaba al Agnelli fallecido ayer, no tiene alternativa. Su primo Edoardo, el hijo del Avvocato, es, en opini¨®n de la propia familia, poco adecuado para la direcci¨®n de una gran empresa. De ah¨ª que Giovanni Jr. fuera educado, primero en la presidencia de Piaggio, la empresa de su madre, y luego en la vicepresidencia de Fiat, para prolongar la dinast¨ªa.
En la tercera generaci¨®n de los actuales Agnelli, la de los nietos del Avvocato, de su hermano, Umberto, y de sus tres hermanas, hay quien hace m¨¦ritos, pero con poca experiencia. Hay un joven Sermonti, nieto de Susana Agnelli, la ex ministro de Exteriores de Italia, y un joven Elkan, hijo de Margherita, que se preparan para hacer carrera. Pero ambos tienen poco m¨¢s de 20 a?os, y el tiempo apremia. La presidencia de Fiat est¨¢ desde 1995 en manos de Cesare Romiti, que no pertenece a la familia, y ¨¦ste cesar¨¢ en julio de 1998, al cumplir los 75 a?os que marcan la jubilaci¨®n estatutaria.
Un imperio compartido
Tras la profunda crisis financiera de 1993 y la ampliaci¨®n de capital que dio lugar a la formaci¨®n del sindicato de accionistas que hoy controla la empresa, qued¨® en evidencia que los Agnelli son ni m¨¢s ni menos que el 15% de Fiat, una potencia que est¨¢n obligados a compartir con socios tan importantes como el Deutsche Bank o el banco italiano Mediobanca, entidad determinante para los destinos del grupo desde hace tres d¨¦cadas.El ¨²nico Agnelli en disposici¨®n de asegurar la continuidad de la familia, si retomara las riendas que Cesare Romiti dejar¨¢ vacantes dentro de seis meses, es Umberto, hermano de Giovanni y padre del fallecido Giovanni Jr. Pero Umberto es un viejo enemigo de Romiti, y no s¨®lo de ¨¦ste sino de Mediobanca, la poderosa entidad que ha apadrinado la carrera del actual presidente de Fiat. El cese de Umberto como consejero del grupo, que dio lugar a su sustituci¨®n por Giovanni Jr. en la vicepresidencia, fue precisamente la condici¨®n impuesta por Mediobanca y dem¨¢s socios para que se llevara a cabo la ampliaci¨®n de capital de 1993.
Las posibilidades de conflicto no faltan en ese panorama. Una de las primeras decisiones de Romiti fue nombrar a su propio hijo presidente de Gemina, la sociedad en la que las finanzas de Fiat confluyen con las de Mediobanca y otras fuentes menos claras para sustentar un complejo que se extiende al mundo editorial y otras palancas claves de poder en la sociedad italiana.
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