El 'Hispasat' vigilara volcanes

Cuando un volc¨¢n entra en erupci¨®n, es prioritario que los expertos practiquen una serie de observaciones sobre el terreno: tomar muestras de las primeras lavas; medir los temblores del subsuelo; cuantificar la poblaci¨®n a evacuar, los kil¨®metros de carreteras afectadas, la extensi¨®n de cultivos da?ados, la velocidad del torrente de lava, el rumbo de las nubes de cenizas y c¨®mo afectan al tr¨¢fico a¨¦reo, y, de tratarse de un volc¨¢n con hielo en la cumbre, la direcci¨®n de las inundaciones. Esto, entre otras medidas tendentes a evaluar a toda prisa la dimensi¨®n del peligro a fin de comunicarla a las autoridades para que, con conocimiento de causa, tomen las medidas m¨¢s apropiadas a la emergencia. Tal ser¨ªa el escenario ideal; en la pr¨¢ctica, con demasiada frecuencia, el impacto de la erupci¨®n descalabra las comunicaciones locales, y la informaci¨®n recogida por los cient¨ªficos con riesgo de su vida no llega a tiempo a los centros de protecci¨®n civil, donde las medidas se terminan decidiendo casi a ciegas, con consecuencias a menudo tr¨¢gicas en vidas humanas, da?os materiales y ambientales.Los vulcan¨®logos necesitan equipos transmisores port¨¢tiles con los que enviar la informaci¨®n sin depender de las l¨ªneas telef¨®nicas y el¨¦ctricas ni de las estaciones de radio y televisi¨®n local, demasiado expuestas tambi¨¦n ellas a la violencia de la cat¨¢strofe.

Pronto comenzar¨¢n en Madrid las transmisiones de la primera red internacional de vigilancia volc¨¢nica de Latinoam¨¦rica prevista por el proyecto Vulcan PlanSat. Enviar los datos obtenidos en el terreno y facilitar el seguimiento en tiempo real de las erupciones de los volcanes situados bajo la cobertura del sat¨¦lite Hispasat es el objetivo de esta red creada por vulcan¨®logos espa?oles e hispanoamericanos.

Uno de los ejes de este dispositivo son las terminales con antenas de peque?o tama?o, denominadas sistemas VSAT (acr¨®nimo de very small aperture terminal), que son estaciones receptoras y transmisoras v¨ªa sat¨¦lite, susceptibles de ser montadas en 24 horas en los lugares remotos y accidentados. "Aqu¨ª ¨¦l objetivo pasa por simplificar el equipamiento a fin de que resulte menos complicado de manejar que un televisor, poco pesado y resistente a los gases corrosivos de la erupci¨®n", explica Ram¨®n Ortiz, vulcan¨®logo espa?ol responsable del proyecto Vulcan PlanSat.

La red Vulcan PlanSat no limitar¨¢ sus servicios al trance de la erupci¨®n; se pretende que tambi¨¦n ayude a predecirlas. Los volcanes, en la mayor¨ªa de los casos, lanzan se?ales de aviso antes de desatar su furia. La recogida e interpretaci¨®n de los signos premonitorios ha originado una nueva disciplina: el pron¨®stico de las erupciones volc¨¢nicas. Algunos de los "fen¨®menos precursores" se conocen de tiempo inmemorial, manifest¨¢ndose a trav¨¦s de los "bioindicadores" : la aparici¨®n de peces muertos en el mar, indicio de la emanaci¨®n de gases t¨®xicos por chimeneas volc¨¢nicas submarinas; o la negativa del ganado a pastar, signo de la presencia de gas rad¨®n, cuya filtraci¨®n a la superficie a veces delata la actividad magm¨¢tica.

Ahora las claves de lo que se viene gestando a decenas de kil¨®metros de profundidad proceden de los datos registrados en sism¨®grafos -aparatos que miden los movimientos de la corteza terrestre- y los inclin¨®metros, p¨¦ndulos medidores de las liger¨ªsimas inclinaciones de la superficie en un punto dado, resultado, en ocasiones, del imperceptible abombamiento del suelo provocado por la dilataci¨®n de la corteza terrestre, inducida, a su vez, por la ascensi¨®n del magma.

Ricardo Vieira est¨¢ a cargo de la Estaci¨®n de Geodin¨¢mica situada en la Cueva de los Verdes de Lanzarote, donde coordina la aplicaci¨®n de t¨¦cnicas geod¨¦sicas y geof¨ªsicas al estudio de la interacci¨®n entre fen¨®menos terrestres, oc¨¦anicos y atmosf¨¦ricos en torno a los volcanes.

Aparte de sism¨®grafos, inclin¨®metros y term¨®metros, la estaci¨®n dispone de mare¨®grafos consagrados al estudio de las variaciones del nivel del mar, un par¨¢metro de gran inter¨¦s en islas volc¨¢nicas, apunta el astr¨®nomo. "Si el nivel del mar alrededor de una isla desciende injustificadamente, algo se avecina", comenta Vieira. "Esto puede ocurrir porque la presi¨®n volc¨¢nica empuja la superficie de la isla hacia arriba". En tal caso, urge saber si ha subido la corteza terrestre y hay que dar la alarma volc¨¢nica. Para ello los aparatos de Lanzarote se conectar¨¢n a los sat¨¦lites de posici¨®n GPS, que servir¨¢n de punto de referencia con el cual contrastar los datos del nivel del mar.

?Basta este avanzado arsenal de sensores para fundamentar predicciones fiables y precisas sobre la actividad volc¨¢nica? Aqu¨ª los cient¨ªficos se cubren de cautela. "Aspiramos a predecir una erupci¨®n con 30 d¨ªas de anticipaci¨®n", dice Vieira, y subraya: "Pero esa meta es, hoy por hoy, una aspiraci¨®n del todo fuera de nuestro alcance, los volcanes pueden seguir d¨¢ndonos sorpresas". Una cosa es la alarma a medio plazo, fundada en los datos suministrados por la bater¨ªa de instrumentos de detecci¨®n, y otra la alarma a corto plazo. La primera no presenta grandes problemas, pero s¨ª la segunda, porque cuando se acerca el magma a la superficie se multiplican los avisos, y su abundancia dificulta la predicci¨®n que importa: los d¨ªas precisos en los que tendr¨¢ lugar la erupci¨®n.

De los 500 volcanes activos en el planeta, en cuyo entorno vive el 10% de la poblaci¨®n mundial, s¨®lo 100 se encuentran debidamente vigilados, apunta Ortiz. En Canarias, al menos, la situaci¨®n avanza en la senda acertada. A partir de enero, los cuatro centros componentes de la Red de Investigaci¨®n Vulcanol¨®gica del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) asumir¨¢n oficialmente el control de sus volcanes. Vicente Ara?a, petr¨®logo del CSIC, coordinar¨¢ el dispositivo integrado por la Red S¨ªsmica del Instituto Geogr¨¢fico Nacional, el Laboratorio de Timanfaya y la Estaci¨®n Geodin¨¢mica de Lanzarote y las Redes Geod¨¦sicas y Gravim¨¦tricas de Tenerife y La Palma. "La regi¨®n cubierta por la red es considerada de bajo riesgo relativo", admite Ara?a, quien cifra ese riesgo "en una probabilidad de erupci¨®n cada 60 a?os para el conjunto del archipi¨¦lago".