Fascismo
Almunia me inquiet¨® por adentrarse en la guarida de La Moncloa; ahora, por pedir la dimisi¨®n de Fungairi?o y Cardenal. Es un gesto in¨²til porque: a) no ocurrir¨¢; b) se utilizar¨¢ en contra suya; c) si ocurriese, pondr¨ªan otros cl¨®nicos. Los pondr¨ªa Mariscal de Gante, de la que tambi¨¦n se ha pedido antes la dimisi¨®n como ministra de Justicia: a) no se ha conseguido, b) se ha utilizado contra quienes la pidieron; c) si dimitiese, habr¨ªa otro Mariscal de Gante (es una met¨¢fora; pero hay muchos de ese apellido disponibles para servir: uno de ellos fue director general de prensa con el ancien r¨¦gime).En Antena 3 hablaron de este asunto los interlocutores habituales: Carnicero, que es hombre honesto y digno, claro y sin veneno; y Jim¨¦nez Losantos, que es Jim¨¦nez Losantos. Naturalmente que ¨¦ste utiliz¨® la denuncia de fascismo contra Felipe Gonz¨¢lez y, de paso, contra Polanco, en puestos otorgados en toda Espa?a. Y no es que Polanco sea rojo. Incluso es rico. Pero no un rico especulativo, sino productivo: le conoc¨ª sin dinero, y todo lo ha hecho con editoriales, librer¨ªas, peri¨®dicos o televisiones y radios. Pero un tropel enredador vendi¨® a Aznar, tan cr¨¦dulo para el mal y tan accesible para los dudosos, la idea de que perd¨ªa las elecciones por Polanco.
El citado Losantos, que es como es, en un libro curioso, me acus¨® a m¨ª mismo de haberle arrebatado unas elecciones a Aznar por proclamar, desde este peri¨®dico, el miedo a la derecha. Ya se ve que no estaba errado: ya se ve lo que est¨¢ sucediendo. Hasta se ensalzan las dictaduras asesinas de Chile y Argentina por altos funcionarios del Gobierno. Sin duda, no lo continu¨¦ explicando bien, ni este peri¨®dico tuvo tanta fuerza con la opini¨®n, porque al final, por unos votillos, vino la derecha. Como esta democracia es torcida, los votillos sirvieron para enlazarse con otros y otros: y lleg¨® el fascismo dulce. Para algunos, amargo.
(A favor de Fungairi?o, se habla de su lucha contra el terrorismo: como cualquiera de nosotros. Pero eso muestra en qu¨¦ se est¨¢ convirtiendo el antiterrorismo: en lo que fue el anticomunismo. En una justificaci¨®n para todo. Unos vecinos de un pueblo donde dos inmigrantes musulmanes fueron apaleados hasta casi la muerte dicen por televisi¨®n que los torturadores no hac¨ªan m¨¢s que luchar contra el robo. Quiz¨¢ todo eso no sea fascismo, como el de Fungairi?o; pero yo prefiero llamarlo as¨ª, por identificarle).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.