Condenado a 17 a?os de c¨¢rcel el polic¨ªa que decapit¨® al acusado de un robo en Portugal
Un tribunal lisboeta conden¨® ayer a severas penas de c¨¢rcel a los autores del asesinato, hace a?o y medio, de un joven sospechoso de estar implicado en un peque?o robo, hecho que sirvi¨® al escritor italiano Antonio Tabucchi como inspiraci¨®n de su ¨²ltima novela, un dur¨ªsimo alegato contra la violaci¨®n de los derechos humanos en Portugal. El sargento de la Guardia Nacional Republicana (GNR), Jos¨¦ Fernando Aleixo dos Santos, fue condenado a 17 a?os de c¨¢rcel por la muerte y posterior decapitaci¨®n de Carlos Rosa, de 24 a?os, ocurrida el 7 de mayo de 1996 en el cuartel de la GNR de Sacav¨¦m, en los alrededores de Lisboa.El sargento fue condenado por homicidio, prevaricaci¨®n, ocultaci¨®n del cad¨¢ver y profanaci¨®n del mismo, mientras su subordinado, el soldado Castelo Branco, deber¨¢ cumplir seis a?os por connivencia y ocultaci¨®n del cad¨¢ver. El tribunal observ¨® atenuantes en la conducta del soldado Samuel Pereira (dos a?os de condena, suspensa) y absolvi¨® al resto de los militares de servicio aquel d¨ªa.
El atroz crimen y sus escalofriantes detalles conmocionaron a la sociedad portuguesa e inspiraron la ¨²ltima novela de Tabucchi (La cabeza perdida de Damasceno Monteiro), quien, a pesar de ser un ferviente admirador de Portugal, no dud¨® en denunciar los "alarmantes" abusos de sus fuerzas de seguridad.
Durante el juicio, el sargento Dos Santos reconoci¨® el crimen y la posterior decapitaci¨®n de Carlos Rosa, acusado de un robo menor, pero trat¨® de justificarse asegurando que se le dispar¨® el arma: un "accidente". Al saber que le estaban buscando, el joven Carlos Rosa se present¨® voluntariamente en el cuartel y se encontr¨® con una muerte fulminante. Dos Santos, seg¨²n sus propias palabras, sac¨® la pistola, le apunt¨® y el arma se dispar¨® accidentalmente. Rosa recibi¨® un tiro en la cabeza, cay¨® desplomado y muri¨® en segundos.
El sargento y el soldado Castelo Branco trasladaron el cuerpo hasta un descampado, donde el primero decapit¨® el cad¨¢ver. Abandonaron el tronco en un lugar y la cabeza en otro, despu¨¦s de rebuscar con un machete la bala asesina. Ninguno de los soldados de servicio se atrevi¨® a detener al sargento o denunciar el crimen.
El caso Sacav¨¦m, como fue bautizado por la prensa, sigui¨® a varias muertes de j¨®venes, en extra?as circunstancias, por disparos de la polic¨ªa. El Gobierno socialista cre¨® a mediados de 1996 un organismo independiente para fiscalizar la actuaci¨®n de sus fuerzas de seguridad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.