Mu?ecos
Una de las grandes novedades de la jugueter¨ªa norteamericana para estas Navidades es la mu?eca o el mu?eco que se parece al ni?o. My Twin (Mi Gemelo) es el nombre de la firma a la que puede remitirse la foto personal para obtener su r¨¦plica en forma de mu?eco. Cuentan en la factor¨ªa con varias modalidades de pelo, catorce clases de ojos, un cat¨¢logo de ¨®valos de cara y as¨ª, sucesivamente, hasta recrear, sobre cabezas de pl¨¢stico, la cirug¨ªa del parecido. Los ni?os son de este modo liberados de tratar con ejemplares extra?os y orientados a relacionarse tan s¨®lo con iguales. Al paradigma de la adopci¨®n que segu¨ªan los mu?ecos de toda la vida le sustituye la ilusi¨®n de la marca gen¨¦tica, y los ni?os son as¨ª eximidos de querer como propio lo que tambi¨¦n existe en los brazos de los dem¨¢s. Esta idea de individualizar al m¨¢ximo se corresponde con el actual rechazo (clasista, racista o xen¨®fobo) a mezclarse con lo distinto. Pero hay algo m¨¢s: el mu?eco se parece a su amo no s¨®lo como un hijo, sino como un segundo yo. Cuando se le acaricia es una autocaricia, cuando se le protege es una autoprotecci¨®n. Cada cual cierra sobre s¨ª una c¨¢psula de la que quedan excluidos los otros y sus temidas turbaciones. La esfera del amor con el mu?eco se complace en una relaci¨®n de entregas y recompensas que rebotan sobre una imagen igual. Es el modelo perfecto de la clonaci¨®n, en sustituci¨®n del viejo modelo de la copulaci¨®n.En los tiempos de la revoluci¨®n sexual, la consigna era el m¨¢ximo de sexualidad con el m¨ªnimo de reproducci¨®n; ahora, en la ¨¦poca de la clonaci¨®n, la cuesti¨®n es el m¨¢ximo de reproducci¨®n con el m¨ªnimo de sexo. El mu?eco igual al amo infantil reafirma el gusto cl¨®nico, la exclusi¨®n de la alteridad y, al cabo, la met¨¢fora de una felicidad donde todo el cielo y el infierno concluyen en la mazmorra de uno mismo.
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