De la propaganda a la pintura
Una exposici¨®n muestra en Sabadell el arte bielorruso de la ¨¦poca socialista
Poco despu¨¦s de la muerte de Lenin, KazimIr Malevich recibi¨® el encargo de realizar un monumento conmemorativo. A los pocos d¨ªas, el autor de Cuadrado negro present¨® al comit¨¦ organizador su proyecto: una colosal pir¨¢mide de brazos membrudos, entrelazados, en cuyo v¨¦rtice se asentaba un gran cubo blanco. Los sovi¨¦ticos, estupefactos, le preguntaron al artista qu¨¦ demonios era aquello.-Los brazos representan al proletariado y a los campesinos, eso lo entendemos. Pero, ?d¨®nde est¨¢ Lenin?
Malevich se?al¨® el cubo blanco y dijo:
-Ah¨ª.
Por supuesto, su proyecto fue rechazado, y as¨ª empez¨® la vertiginosa ca¨ªda de Malevich.
La historia del arte sovi¨¦tico est¨¢ llena de estos malentendidos. No s¨®lo la del sovi¨¦tico. ?Qu¨¦ pensar, por ejemplo, de un talento como George Grosz, quien, al emigrar a Am¨¦rica huyendo del nazismo, puso todo su empe?o en convertirse en un ilustrador de la vida cotidiana en Estados Unidos tan bueno como ... Norman Rockwell? ?0 de Giorgio de Chirico, que en sus ¨²ltimos a?os renegaba de la gloriosa ¨¦poca metafisica, pintaba en un estilo realistagrotesco y, para llegar a fin de mes, a escondidas plagiaba sus propios cuadros de juventud?
Descarrilamientos extravagantes que se producen en el choque del arte con la historia y cuyo recuerdo asalta al visitante de la exposici¨®n El poder de les imatges, en la Fundaci¨®n Caixa de Sabadell, que re¨²ne hasta el 1 de febrero 27 grandes lienzos que por primera vez abandonan las salas del Museo Nacional de Arte de la Re p¨²blica bielorrusa, en Minsk, para ofrecerse a nuestra mirada. En estas 27 obras anacr¨®nicas ya en el momento de ser pintadas (1930-1970), se nos ofrece una oportunidad ¨²nica de valorar por nosotros mismos el estilo del Realismo socialista en alguna de sus m¨¢s logradas y emblem¨¢ticas realizaciones. Y tambi¨¦n se nos ofrece la oportunidad de pensar en las con secuencias intelectuales y art¨ªsticas de ese intento de prolongar los postulados est¨¦ticos del siglo XIX hasta bien entrado el XX.
Para el r¨¦gimen sovi¨¦tico la funci¨®n del arte consist¨ªa en exaltar e idealizar el sistema de vida sovi¨¦tico y a su s l¨ªderes, maquillando con una capa de felicidad, plenitud y hero¨ªsmo las m¨¢s pro-saicas tareas del proletariado y auroleando a los tiranos con el resplandor de la grandeza, honestidad e ¨ªntima ternura (el campechano, pero siempre did¨¢ctico Lenin, en Inolvidable de Karmachov; o Stalin saliendo del mausoleo de Lenin en la plaza Roja de Mosc¨², en la involuntariamente demoniaca composici¨®n de Davidovich). Toda duda, vacilaci¨®n, matiz a estas verdades incurr¨ªa en desviacionismo, decadentismo y odioso aburguesamiento.
Dentro de 200, 300 a?os, cuando el espectador haya olvidado la naturaleza del sistema sovi¨¦tico y quienes eran en realidad Lenin y Stalin, y las corrientes art¨ªsticas del siglo XIX y del siglo XX se hayan confundido en remoto pasado, ?podr¨¢ apreciar con criterios desideologizados, puramente pl¨¢sticos, estos retratos y escenas de una fant¨¢stica vida cotidiana, y le parecer¨¢ Karmachov un aventajado alumno de Mucha que tuvo la extra?a man¨ªa de introducir en sus escenas virgilianas a un mongol calvo, bajito y con perilla? Probablemente no: el realismo socialista acent¨²a demasiado el mensaje que quiere transmitir.
Siempre hay intersticios y ranuras por donde se cuela el esp¨ªritu todopoderoso. Como en el Re-trato del artista A. Mazalyow, donde Zyanon Pawlowski nos lo muestra en uniforme militar, la frente vendada y proyectando hacia nosotros una mirada que muestra y a la vez vela la tristeza y el miedo de la guerra. 0 como en Partisanos, de M. Savitski, y otros lienzos del Estilo severo, peculiaridad vagamente simbolista de la pintura en esa rep¨²blica en los a?os setenta, que dan la espalda a la ret¨®rica del optimismo oficial. 0 como en Ma?ana, de Monas Manaszon y otras estampas precisamente "a la Rockwell" cuya sustancial falsedad ya no importa, son tan bonitas...
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