Una antolog¨ªa de Steve Reich resume la carrera del compositor en diez discos
"Works" recoge nuevas grabaciones de las piezas b¨¢sicas del m¨²sico estadounidense
, Steve Reich (Nueva York, 1936) refuerza su posicion como uno de los m¨¢s influyentes -y populares- compositores vivoscon la publ¨ªcaci¨®n de Works. (1965-1995), caja de 10 compactos que contiene sus obras b¨¢sicas, varias de ellas regrabadas para la ocasi¨®n. Un lanzamiento que confirma la consagraci¨®n de un autor que, bajo el paraguas del minimalismo, se inici¨® tocando en lofts y galer¨ªas de arte de Manhattan al frente de su propio grupo.
Works iba a ser el regalo de la discogr¨¢fica Nonesuch a su principal artista en su 60? aniversario. Pero en 1996 se publicaban tantos discos con m¨²sica de Steve Reich que hubo que retrasar la salida de tan apabullante antolog¨ªa. Otros compa?eros de generaci¨®n no han tenido su fortuna o su coherencia art¨ªstica: Philip Glass se ha rebajado con discos oportunistas calculados para elevar las ventas de su compa?¨ªa, Point Music; La Monte Young se ha automarginado con decisiones como prohibir la salida de las cintas grabadas por The Dream Syndicate, el muy legendario proyecto desarrollado con Tony Conrad y John Cale en los primeros sesenta.Reich y sus compa?eros protagonizaron la ¨²ltima gran revoluci¨®n de la m¨²sica contempor¨¢nea: la llamada m¨²sica repetitiva, minimalista o de sistemas. La radicalidad no era ¨²nicamente sonora.
Como recuerda el compositor John Adanis en el librito que acompa?a a Works, se intentaba recuperar "el principio del placer". Castigado por su heterodoxia a sobrevivir sin subvenciones ni encargos institucionales hasta bien entrados los a?os setenta, Reich tuvo que formar su propio grupo para tocar sus piezas: "Lo que algunos ve¨ªan como rigor asc¨¦tico en mis partituras era una consecuencia de nuestras carencias, de la falta de virtuosismo". Aunque estudi¨® con Luciano Berio y Darius Milhaud, Reich rompi¨® con la vanguardia acad¨¦mica e impugn¨® los dictados est¨¦ticos de Theodor W. Adorno. Descubri¨® conexiones, entre Bach, Stravinsky y los ritmos del be-bop. Investig¨® lo que ¨¦l llamaba "el perfil r¨ªtmico" en Ghana y en Berkeley (la universidad californiana contaba con un gamel¨¢n, una orquesta de percusi¨®n al modo balin¨¦s). Luego, le ha bastado con mantener abiertos los o¨ªdos: hay ecos de la txalaparta vasca, descubierta en su visita a Pamplona de 1972, en algunas de sus grabaciones, y una noche en un tablao flamenco le inspir¨® Clapping music, que ¨¦l mismo ha grabado como palmero.
Aunque refractario al rock, Reich agradece que muchas artistas de ese mundo hayan recogido sus ense?anzas. Todav¨ªa recuerda cuando conoci¨® a Brian Eno -"estaba maquillado y llevaba los labios pintados"-, que experiment¨® con su descubrimiento de la t¨¦cnica del desfase gradual de una grabaci¨®n, reproducida a trav¨¦s de dos aparatos con ligeras diferencias de velocidad. Laurie Anderson, David Bowie, Pink Floyd. o Peter Gabriel tambi¨¦n se inspiraron en sus piezas para percusi¨®n o marimbas. M¨¢s recientemente, The orb utiliz¨® su Electric counterpoint, grabada originalmente por el guitarrista Pat Metheny. El productor Chris Hughes lanz¨® todo un disco (Shift, 1984) de piezas de Reich adaptadas al gusto de los consumidores de ambient.
A diferencia de estos alumnos, Reich apenas usa los sintetizadores -"me qued¨¦ en los ¨®rganos Farfisa"-, y s¨®lo utiliza el sampler para insertar voces o elementos extramusicales: "Prefiero contar con sonidos reales, tocados por m¨²sicos de carne y hueso, que con aproximaciones hechas con t¨¦cnicas digitales".
Propagandistas
En Works est¨¢n presentes algunos de los m¨¢s fieles propagandistas del arte de Reich: el Kronos Quartet, el director Michael Tilson Thomas. Se han regrabado algunas de las piezas que salieron con el sello ECM (el imprevisible Manfred Eicher rompi¨® con el compositor al negarse a editar su The desert music). Puede que el productor alem¨¢n, al igual que algunos de los seguidores de su m¨²sica hipn¨®tica inicial, reaccionara contra la decisi¨®n de abandonar el, monocromatismo y recurrir a las voces: la reconciliaci¨®n con sus ra¨ªces jud¨ªas le llev¨® al estudio. de la cantilenaci¨®n de las escrituras hebraicas; posteriormente, se advierte la influencia de la polifon¨ªa med¨ªeval. Eso s¨ª, contin¨²a rechazando el bel canto y las voces oper¨ªsticas: "Puede que sea un prejuicio m¨ªo, pero la ¨®pera huele a arqueolog¨ªa, a ritual para una clase social. Ahora me dan homenajes en grandes salas de concierto y puedo permitirme vivir parte del a?o en mi granja de Vermont. Sin embargo, todav¨ªa recuerdo cuando tocaba la bater¨ªa en un grupo de jazz y conduc¨ªa un taxi. Nunca me he identificado con ese p¨²blico que se pone de etiqueta para acudir a un estreno. ?Esa gente me sol¨ªa pitar!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.