Un San Mart¨ªn a tiros
La peste porcina obliga a cambiar en Segovia la tradicional matanza por la muerte masiva de cerdos con disparos de pistola
A los cerdos de la provincia de Segovia les ha llegado su San Mart¨ªn, pero no en la matanza tradicional, sino a balazos. Este invierno, las medidas adoptadas para frenar. los focos de peste porcina cl¨¢sica obligan a matar a los animales de un tiro en la cabeza.La lucha contra la enfermedad -que no afecta a las personas- ha provocado la inmovilizaci¨®n del gana do en m¨¢s de treinta municipios, con unos 10.000 habitantes en su conjunto. Hasta ahora han sido sacrificados 57.000 cerdos, principalmente como medida cautelar previ¨¦ndose la muerte de m¨¢s de 100.000.
En algunos lugares, si las autoridades permitieran las t¨ªpicas matanzas, tampoco ser¨ªa posible llevarlas a cabo, porque en las granjas no quedan animales. No obstante,hay restaurantes que no se resisten a abandonar la tradici¨®n y han optado, incluso, por importar los animales de otras provincias, eso s¨ª, ya sacrificados.
Este a?o todo ha cambiado. Los cerdos no mueren desangrados, tras un corte limpio, sino por una bala llamada cautiva, disparada en la cabeza con una pistola especial; aunque, si tienen mucho -peso, como es el caso de las cerdas de cr¨ªa, que superan los 180 kilos, reciben un tiro en la zona de la oreja disparado con un rifle del calibre 22.
Las matanzas de ahora, realizadas. por veterinarios, han cambiado tambi¨¦n de fondo musical: del sonido festivo de la dulzaina y el tamboril, al de los tiros secos, tras una macabra procesi¨®n de los animales hasta el pie de la fosa donde son rematados, antes de ser enterrados y rociados con sosa c¨¢ustica. La declaraci¨®n de cuatro focos de peste porcina cl¨¢sica en Otones de Benjumea y Sauquillo de Cabezas est¨¢ provocando graves estragos econ¨®micos, pues se trata de un sector que factura al a?o m¨¢s de 45.000 millones de pesetas (el 10% de la producci¨®n nacional). La tensi¨®n es tal que algunos productores de los que se sospecha que pueden haber tra¨ªdo la enfermedad tras acudir a una feria ganadera en Utrecht (Holanda) -pa¨ªs donde s¨¦ fija el origen de los ¨²ltimos focos-, el pasado noviembre, reciben protecci¨®n lolicial, mientras agentes de la Guardia Civil vigilan las carreteras para que no haya ning¨²n transporte de ganado.
La psicosis y el miedo a propagar la peste hace que los. trabajadores no puedan llevarse a las naves bocadillos de chorizo o de embutidos derivados del cerdo, porque pueden ser focos de transmisi¨®n, y a tener que ducharse y a cambiarse de ropa y calzado cada vez que entran y salen. Otros se niegan a jugar al f¨²tbol por no compartir vestuarios con empleados de distinta explotaci¨®n, no sea que en su ropas pueda estar el maldito virus que rompe amistades.
Algunas organizaciones agrarias calculan que pueden ir al paro hasta 200 personas, muchas de ellas inmigrantes, que se dedican a la limpieza de las explotaciones, porque ya no van quedando cerdos.
Parad¨®jicamente, veterinarios en paro est¨¢n encontrando trabajo porque los funcionarios auton¨®micos no dan a basto en las labores de sacrificio, de sol a sol, descansando s¨®lo cuando se les calienta o se les encasquilla el arma. Algunos incluso padecen tendinitis en el brazo por soportar durante horas el peso de la pistola.
Todo ello, casualmente, en la circunscripci¨®n por la que es diputada la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, cuyos funcionarios combatir¨¢n esta semana en el Comit¨¦ Veterinario de la UE para impedir que se proh¨ªba la exportaci¨®n en toda Segovia y se limite s¨®lo a determinadas zonas. Entretanto, en Sauquillo de Cabezas, con 250 habitantes, los vecinos han agotado las existencias de agua mineral despu¨¦s de conocer que m¨¢s de 8.000 cerdos han sido enterrados en una fosa pr¨®xima al pozo que garantiza el suministro, aunque la Junta de Castilla y Le¨®n asegura que no hay ning¨²n peligro de contaminaci¨®n porque la distancia media de los enterramientos supera los 500 metros y que se realizan varios an¨¢lisis diarios.
Autoridades y ganaderos se dar¨ªan por satisfechos si esta pesadilla concluyera antes de marzo, cuando suelen terminar las matanzas, al pasar el fr¨ªo seco de las noches invernales de Castilla, ideal para el curado de la carne.
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