Chiapas 2
Conocida pr¨¢ctica del poder ha sido instigar un factor de desorden para luego, en nombre del orden, machacar las disidencias. Sin disculpar la miserable barbarie integrista argelina, al propio Gobierno de Argel hay que pedirle cuentas por la cantidad de supuestos actos terroristas, en realidad paraterrorismo de Estado, justificativo de la represi¨®n. Atenci¨®n a Chiapas. All¨ª est¨¢ ocurriendo lo mismo. La matanza de ind¨ªgenas a cargo de matarifes para gubernamentales ha justificado el avance del Ej¨¦rcito y una operaci¨®n de acoso a los zapatistas, ese molesto ruido revolucionario que se interpuso en el mensaje fin de historia perpetrado por el ex presidente Salinas y Estados Unidos. Atenci¨®n a Chiapas porque all¨ª se est¨¢ jugando el sentido ¨¦tico de este fin de milenio, como un referente simb¨®lico, como un imaginario, si se quiere, de la esperanza como virtud laica.Escrib¨ªa Kalfon en su estudio sobre Che Guevara que, -as¨ª como el argentino-cubano fue el prototipo del h¨¦roe revolucionario oculto, el vicecomandante Marcos es el ejemplo del revolucionario medi¨¢tico que consigue un respaldo universal mediante un mensaje tan cargado de verdad que es incontestable, como si el viejo sue?o de los ilustrados, la verdad como evidencia, se hubiera cumplido. Los escritos de Marcos, Yo, Marcos, y Cuentos para una soledad desvelada, revelan un esp¨ªritu contempor¨¢neo que no representa ni al posmarxismo, ni al postercermundismo, ni a una supuesta posmodernidad de izquierdas. Representa el resultado de haber vuelto a mirar cara a cara el desorden del ]mundo en busca de sus causas, de su inventario y del papel del ser humano para ordenar el caos del capitalismo salvaje. No se trata de auspiciar guerrillas lejos de nuestras casas. Se trata de reconocer el. derecho a luchar por la justicia seg¨²n las condiciones creadas por los injustos.
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