La ley del catal¨¢n

El Parlamento de Catalu?a ha aprobado la nueva ley del catal¨¢n. La del 30 de diciembre de 1997 no pasar¨¢ a los anales de la historia de Catalu?a -por m¨¢s que los nacionalistas la vistan de brillantes oropeles- como su fecha m¨¢s gloriosa, sino, m¨¢s bien, al contrario, como una de las m¨¢s tristes, por haberse perpetrado en ella uno de los m¨¢s graves atropellos contra, por lo menos, la mitad de la poblaci¨®n de esta comunidad. El texto de la nueva ley, con sus sanciones, sus cuotas y sus coacciones, reduce a la comunidad castellanohablante de Catalu?a a la marginalidad oficial, y consagra el procedimiento de inmersi¨®n escolar, que sit¨²a en grave estado de precariedad al castellano o espa?ol en las escuelas.En un horizonte tan desolador hay, sin embargo, algo positivo: ahora sabemos claramente d¨®nde est¨¢ cada partido. Han mostrado meridianamente su coherencia CiU, el PI y hasta ERC, emitiendo el voto como lo han hecho: son nacionalistas y han votado como

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tales. Oponi¨¦ndose, ha sido congruente el voto del PP, pese a su err¨¢tico comportamiento de los ¨²ltimos tiempos, que tanta confusi¨®n y desconcierto est¨¢ produciendo en su electorado. Pero ?c¨®mo explicar¨¢n IC y el PSC-PSOE a sus respectivos electorados el haber votado a favor de una ley que contempla sanciones a las empresas que contraten a personas -obreros- que s¨®lo hablen, castellano o espa?ol, y que dificulta a sus hijos el estudio de y en su propia lengua?-