Los brujos
Pujol: me pasa con ¨¦l como con algunos grandes actores. Me fascina el gesto, la mueca, la mano, la entonaci¨®n: y por ellos me pierdo el texto. Como con El Brujo, haciendo ahora El avaro, de Moli¨¦re. Este brujo pol¨ªtico tiene vis c¨®mica. Un actor del teatro verdadero, Ram¨®n Fontser¨¦, imit¨® demasiado bien a Pujol: se coleg¨ªa el texto (que no era de Pujol, sino de Boadella, de sus Joglars).Gustar¨ªa un Pujol que imitase a Fontser¨¦, en lugar de a s¨ª mismo. Mucha gente se remeda a s¨ª misma: y se pierde. Pasa con escritores de alto estilo: se afirman en su modelo de ¨¦xito, en lo m¨¢s visible de sus maneras: y se caricaturizan. Viendo juntos a Pujol y Aznar, felices y triunfadores, salir de La Moncloa, me parec¨ªa estar ante el gui?ol de Canal +. Aznar, sin embargo, tiene menos ansiedad: debe de tener menos vida interna. Lo dem¨¢s, el discurso, el texto y el contexto, no tienen importancia: van a seguir gobernando juntos -"pero no revueltos", dec¨ªan los castizos-, van a terminar sus legislaturas, no van a mover nada. Aznar parece encontrar virtud en el inmovilismo: ir¨¢ al fondo de los tiempos con el mismo Gabinete, con los mismos siervos y los mismos incensarios. Es una virtu franquista, que ya hered¨® Gonz¨¢lez y ahora Aznar (a Su¨¢rez no le dejaron: le empujaban todos, le zurraban, le tambaleaban), que forma parte del ¨²ltimo medio siglo de la historia espa?ola: no mudar, durar. Todo va por lo mejor en el mejor de los mundos posibles. El discurso es lo de menos.
(Y Cuevas: fiel a s¨ª mismo. Sale en la pantalla y pide a sus mantenedores, los empresarios, que no suban los sueldos este a?o: que lo hagan por debajo de la inflaci¨®n. Si ¨¦sta es de un dos por ciento, que no suban m¨¢s de un punto. La ventaja enorme de este hombre es que no deja lugar a dudas. Es ¨¦l, y explica su argumento: que as¨ª, bajando el poder adquisitivo, se aumentar¨¢ el empleo. Es mentira, y todos los que lo dicen lo saben mejor que quienes lo oyen. Adem¨¢s, el empleo no le importa nada, ni le importa al Gobierno, ni a la Comunidad a la que Cuevas invoca para aumentar la desgracia del trabajador; para quitarle unas pesetillas por miedo al paro. Ojal¨¢ todo fueran m¨¢quinas y nadie trabajase. No importa, no, el paro: importa si se sublevan los parados. Cuevas pretende el reparto de la riqueza, pero a su manera: que los que ganan menos den un poquito para aumentar la de los que ganan m¨¢s. Cuevas, Aznar, Pujol: todos son lo mismo en esta comedia humana).
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