El Atl¨¦tico, se deshace
El Valladolid desnud¨® sin grandes alardes al equipo rojiblanco
Al Atl¨¦tico no le queda f¨²tbol. Tampoco ilusi¨®n. Ni fe. Hoy por hoy es un equipo roto, dejado de la mano de Dios. El Valladolid no hizo mucho m¨¢s. S¨®lo jug¨® a no perder, pero se encontr¨® los tres puntos. El Atl¨¦tico est¨¢ decididamente enfermo: no funciona como conjunto, sus individualidades han perdido toda la chispa y el entrenador se ha quedado sin soluciones.Una desgana preocupante marc¨® el arranque del Atl¨¦tico. Entraron los rojiblancos al partido sin meterse en ¨¦l, como qued¨¢ndose al margen. Algunos jugadores se quitaron del medio sin rubor alguno, soltando la pelota de mala manera en cuanto ¨¦sta les llegaba. Cuando les llegaba n¨ªtidamente, claro, que si les ven¨ªa un tanto dividida, simplemente acud¨ªan a su encuentro anunciando la derrota, brind¨¢ndosela en bandeja al rival. S¨®lo Juninho buscaba el bal¨®n. Y viceversa: el ¨²nico esfuerzo que hac¨ªan sus compa?eros por encontrarle una salida al bal¨®n era dej¨¢rselo al brasile?o. Pero el regate de Juninho -y eso que esta vez busc¨® varias zonas, no s¨®lo el centro, para tirar sus eslalons- no era suficiente.
El Valladolid no lo hizo mucho mejor. Sali¨® con miedo, repleto de precauciones. Con mucho orden, muy juntas las dos primeras l¨ªneas y concentr¨¢ndose en atascar al Atl¨¦tico. Sus opciones ofensivas las confiaron en exclusiva a Eusebio, cuyos precisos desplazamientos largos siempre trataban de conectar con Peternac y V¨ªctor, aislados en la otra punta del campo. Andrei, ¨¦ste s¨ª muy centrado, se bast¨® para invalidar la f¨®rmula enemiga.
La reuni¨®n era pobre, aburrida, mal jugada. El Atl¨¦tico andaba mentalmente fuera de Zorrilla; y el Valladolid, que s¨ª estaba metido, no ense?aba demasiada ambici¨®n. A la media hora, el partido se vio sobresaltado de forma inesperada: Eusebio lanz¨® uno de sus env¨ªos lejanos y Peternac fue a su encuentro sin demasiadas esperanzas. Todo favorec¨ªa a Santi, pero el central rojiblanco fall¨® con estr¨¦pito. Ignor¨® la salida de Molina -?como si fueran nuevos los movimientos del guardameta en estos balones!- y cabece¨® hacia la puerta. El bal¨®n, pese a la carrera desesperada de Santi, se aloj¨® en la red.
Fue el 1 -0 lo que anim¨® algo la noche. Despert¨® ligeramente al Atl¨¦tico, herido en su orgullo. Y se creci¨® el Valladolid. Pes¨® m¨¢s lo primero. Se asociaron un par de veces Juninho y Kiko, y la defensa local ense?¨® sus limitaciones, que son muchas. En una de esas conexiones, Juninho adivin¨® un desmarque de Kiko y ¨¦ste resolvi¨® con tanta calidad como rabia.
Luego, lleg¨® la lesi¨®n de Bogdanovic y su relevo por Jos¨¦ Mari, el descanso y la entrada de Lard¨ªn por un inoperante Paunovic. El Valladolid no movi¨® ficha, pero el panorama lo mejor¨®. El equipo se quit¨® de encima el conservadurismo y Eusebio decidi¨® coger el cetro. La contienda qued¨® a los pies del veterano futbolista pucelano, que empez¨® a desnudar el cada vez m¨¢s inseguro montaje defensivo del Atl¨¦tico. Fue Eusebio, c¨®mo no, el que fabric¨® la jugada que precedi¨® al penalti del 2-1. Una acci¨®n, eso s¨ª, controvertida y con pinta de injusta.
Con el marcador de nuevo en contra, Antic se la jug¨®. Retir¨® a Geli, dio entrada a Pantic y modific¨® el dibujo: dej¨® a Kiko como ¨²ltimo delantero, y a Caminero, como segundo; regal¨® las bandas a Jos¨¦ Mari y Lard¨ªn, y altern¨® a Juninho y Pantic para la construcci¨®n de la jugada. La medida no funcion¨®. Aunque Lard¨ªn mand¨® un tiro al palo y las llegadas alborotadas de los rojiblancos se sucedieron, el Atl¨¦tico no logr¨® enderezar el rumbo.
Al final, el Atl¨¦tico sali¨® del estadio de Zorrilla, un escenario hist¨®ricamente bendito para sus intereses, con una derrota del todo dolorosa. El equipo se ha roto. No le queda un gramo de f¨²tbol ni de ¨¢nimo. Su cuesta abajo es decididamente alarmante.
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