?Cuidado con los banqueros!
De econom¨ªa creo entender los fundamentos -tautolog¨ªas del tipo toda compra es una venta, que permiten ciertas deducciones l¨®gicas-, del resto no me f¨ªo. En Asia s¨®lo he vivido tres a?os, lo que para conocerla es menos que tres d¨ªas en Espa?a. Eso s¨ª, diariamente leo varios peri¨®dicos europeos, estadounidenses, y a veces ojeo uno de Singapur. Desde estas fr¨¢giles bases, estoy tratando de entender la crisis asi¨¢tica. De momento, mis conclusiones, expuestas en lenguaje coloquial, son las siguientes.?Qui¨¦n tiene la culpa de lo que est¨¢ pasando? Los culpables son los banqueros. Los banqueros culpables deben ser divididos en dos clases diferentes. La primera es la de los culpables de pedir m¨¢s de lo debido. Estos son los banqueros asi¨¢ticos (incluyo tambi¨¦n a los directores financieros de grandes empresas, compa?¨ªas de seguros y brokers) que se han endeudado temerariamente. La segunda son los culpables de dar m¨¢s de lo debido. Estos son los banqueros japoneses, estadounidenses y europeos que han ofrecido a los anteriores cr¨¦ditos que no deber¨ªan haberles ofrecido. Detalle importante, en todos los casos, deudores y acreedores son bancos (y empresas) privados.
?Por qu¨¦ han actuado as¨ª unos y otros? Los asi¨¢ticos se han endeudado malamente porque en sus pa¨ªses no existe una regulaci¨®n que les haya impedido concentrar el riesgo en empresas con estrategias expansivas muy arriesgadas y conceder facilidades crediticias con criterios m¨¢s pol¨ªticos que comerciales. Dicho con un ejemplo espa?ol, porque en Asia han dejado proliferar a los Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos y a los Mario Conde. Los banqueros de los pa¨ªses ricos han prestado mal porque quieren controlar los cr¨¦ditos internacionales, pero no consideran que evitar las crisis es responsabilidad suya. Prestan sin tener, ni poder tener, la informaci¨®n suficiente para hacerlo con fundamento. Mientras desconf¨ªan de un pa¨ªs, no le dan ni un duro (hay que minimizar el riesgo); pero, cuando creen que all¨ª hay negocio, se pegan por ofrecerle lo que pida (hay que maximizar el beneficio). El resultado es que en los mercados financieros internacionales no hay la m¨ªnima regulaci¨®n, y cuando esto se combina con la desregulaci¨®n de los nacionales, los hechos est¨¢n mostrando que la crisis es segura.
Los precedentes abundan. La crisis de la deuda latinoamericana a principios de los ochenta fue debida a que los bancos prestaron sin cuento a quien no debi¨® merecer su confianza. La crisis de las cajas de ahorro de los Estados Unidos al final de esa d¨¦cada fue un ejemplo may¨²sculo de lo que ocurre si se deja que la falta de escr¨²pulos se junte con la desregulaci¨®n financiera. La situaci¨®n delicada en que se encuentran hoy muchos bancos japoneses es otro ejemplo de mala gesti¨®n bancaria durante los ¨²ltimos ochenta.
El ¨²ltimo precedente fue la crisis de M¨¦xico en 1994. Es verdad que todas estas crisis no son iguales. En la crisis de la deuda y del peso mexicano, los deudores eran Gobiernos. En Asia son bancos y empresas privadas, lo que hace mucho m¨¢s laborioso llegar a acuerdos para hacerle frente. En el caso de las cajas de ahorro estadounidenses y de los bancos japoneses, se trata de las dos mayores econom¨ªas del mundo y, por malos que sean sus banqueros, pueden (esperemos que Jap¨®n pueda) desfacer los entuertos con recursos propios y tom¨¢ndose tiempo para ello. Ni Tailandia, ni Indonesia ni Corea del Sur son capaces de hacer eso, y han tenido que pedir ayuda internacional.
Otra diferencia importante de la crisis asi¨¢tica es que no est¨¢ localizada en un pa¨ªs, sino extendida a una regi¨®n. En el caso de M¨¦xico, ya apunt¨® este riesgo, hoy se est¨¢ consumando. Se debe a que la movilidad de capitales favorece el contagio. Si la confianza de los inversores en un pa¨ªs (Tailandia) se quiebra, la desconfianza se extiende a los pa¨ªses que el inversor contempla como parecidos o vecinos (Malaisia, Indonesia, Corea del Sur ... ). La orden a los agentes es ?salir de Asia! No importa que la econom¨ªa coreana tenga una s¨®lida base en decenios de intenso trabajo, alto ahorro, elevada cualificaci¨®n profesional e inteligentes inversiones. En el momento de la duda, eso cuenta menos que sus puntos d¨¦biles, bancos mal gestionados, chaeboles (grupos empresariales) sobredimensionados, mercado de microchips en baja. Si se produce el p¨¢nico, los activos no cuentan nada, los que mandan son los pasivos, y ?qui¨¦n no tiene pasivos?
?Tiene arreglo lo que est¨¢ ocurriendo en Asia, o nos va a pillar a todos? La terapia del FMI consiste en dar dinero a los pa¨ªses endeudados para que puedan pagar a sus acreedores -es decir, a los bancos que no debieron prestar y prestaron-, con el fin de evitar que la crisis se extienda. Como contrapartida, el FMI pide al Gobierno que a ¨¦l recurre que liquide sus bancos y empresas insolventes, suba los tipos de inter¨¦s y recorte gastos -lo que significa quiebras, despidos, bajo o nulo crecimiento y, en resumen, empeoramiento de las condiciones de vida para todos aquellos que no tuvieron ninguna responsabilidad ni en pedir ni en conceder los cr¨¦ditos que no se pueden pagar-. La terapia es manifiestamente injusta, pero la alternativa, la suspensi¨®n de pagos, significa las mismas penalidades acentuadas y prolongadas. Mientras no se reforme el sistema financiero internacional (lo que puede permitir otras soluciones en el futuro, pero no para esta crisis), hay que tragar el aceite de ricino esperando que funcione.
El problema es que esta vez, de momento, no est¨¢ funcionando. La intervenci¨®n del FMI no ha conseguido restablecer la confianza. ?Por qu¨¦? La perspectiva de que las econom¨ªas vuelvan a crecer aparece demasiado compleja y lejana. El futuro inmediato es la recesi¨®n, ?por cu¨¢nto tiempo? Liquidar los activos embargados es una pesadilla jur¨ªdica y va para largo. ?C¨®mo van a reaccionar los despedidos y los ciudadanos de a pie cuando vean subir los precios y bajar los ingresos? ?sta es la mayor inc¨®gnita. No es de extra?ar que el dinero que puede marcharse prefiera marcharse a esperar, y que el que est¨¢ en moneda local opte por convertirse en d¨®lares.
?Van, entonces, a caer esos pa¨ªses en la bancarrota? Si fuera uno aislado, no dir¨ªa que no. Pero, tal y como est¨¢n las cosas, si uno cae, detr¨¢s pueden ir los restantes y otros m¨¢s. Por ejemplo, si Corea suspende pagos, el montante de sus deudas con los bancos japoneses es tal, que algunos de ¨¦stos, ya debilitados por sus errores caseros, podr¨ªan verse en dificultades muy serias, y si los bancos japoneses se ven en ese tipo de dificultades, algo pasar¨¢ en los Estados Unidos, pues esos bancos poseen un tercio de la deuda estadounidense, y si algo pasa en los Estados Unidos, nadie puede pretender que nada pasar¨¢ en Europa. Si usted debe un mill¨®n al banco, tiene un problema; si le debe 1.000 millones, el problema lo tiene el banco. En ¨¦sas estamos. Para hacer cre¨ªble el saneamiento y la recuperaci¨®n, los bancos acreedores van a tener que contribuir m¨¢s a pagar los platos rotos de la vajilla que ayudaron a comprar. Van a tener que pagar m¨¢s de lo que quisieran, aunque menos de lo que debieran. (Puesto que hay bancos europeos implicados, este juicio podr¨ªa perjudicarme, pero Mario Conde me ha ense?ado que a la larga vale m¨¢s caro no ser estricto con los banqueros). En Corea parece que la cosa est¨¢ en marca. Es el pa¨ªs clave adem¨¢s tiene su capital nacional invertido en astilleros, f¨¢bricas de coches, plantas, de microchips y otros activos respetables, as¨ª como un fuerte sentido patri¨®tico que su nuevo presidente, Kim Dae Young, utilizar¨¢ para generar una respuesta de uni¨®n nacional ante la crisis. Pero seguimos estando en una cordada e Indonesia est¨¢ mal y pesa mucho. Es una econom¨ªa menor, pero es un pa¨ªs con 200 millones de habitantes, menos estable y en el que existe un prejuicio popular contra la minor¨ªa china, que es muy influyente en el mundo de los negocios. Si en Corea hay dinamita financiera, en Indonesia la hay pol¨ªtica. Unos pa¨ªses est¨¢n mejor, y otros, peor, pero nadie est¨¢ libre ni de pecado y todos han recibido ya la primera piedra, Hong Kong incluido. ?Cu¨¢ntas piedras m¨¢s podr¨¢n resistir??Pueden llegar las piedras a casa? ?Hay que sacar los ahorros de la Bolsa? No creo que el riesgo en Europa consista en que se hunda la Bolsa de pronto, pero, si la crisis no se detiene, el mundo entero se puede introducir en un periodo recesivo, lo que no es el mejor marco para estrenar el euro. Si no ocurre lo peor, es de esperar que sigamos comprando coches y electrodom¨¦sticos coreanos y rat¨¢n a Indonesia, pese a que durante unos a?os les venderemos menos. Cuando todo pase, nos encontraremos con unas econom¨ªas asi¨¢ticas m¨¢s robustas. Asia sigue ah¨ª, para lo bueno y para lo malo, que es lo que ahora toca.?Ah! ?Se han fijado en que los que hace poco presentaban las econom¨ªas asi¨¢ticas como el ejemplo de capitalismo sin ataduras, hoy hablan de ellas como reinos del intervencionismo corrupto? No les vuelvan a hacer caso. Presten atenci¨®n a quienes dicen que, para que el capital se mueva bien, hay que regular adecuadamente los mercados financieros. ?Si es como el tr¨¢fico! Y tambi¨¦n mata.
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