Europa y Argelia
ARGELIA SE est¨¢ convirtiendo en el principal problema exterior de la Uni¨®n Europea. Por la gravedad del drama, porque ocurre a sus puertas, porque millones de argelinos viven en sus pa¨ªses. Los ministros de Asuntos Exteriores se re¨²nen el lunes en Bruselas para abordarlo. Es de esperar que disipen la sensaci¨®n de farsa que ha producido la ¨²ltima visita rel¨¢mpago -22 horas- y sin libertad de movimientos de la troika comunitaria a Argel. Una visita que parece haber servido m¨¢s a los prop¨®sitos del Gobierno argelino que a los de la UE.Hay que reconocer que la Uni¨®n tiene pocas palancas de presi¨®n sobre Argelia, cuya econom¨ªa puede crecer este a?o al 5%, en parte gracias a la dependencia europea del gas y el petr¨®leo argelinos. Pero la aparente impotencia de la UE se ve acrecentada por la actual composici¨®n de la troika: el Reino Unido, Luxemburgo y Austria no son un tr¨ªo ducho en materias argelinas, aunque se sirvan del apoyo del espa?ol Manuel Mar¨ªn, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea. Son Francia, Espa?a e Italia -y, por supuesto, Estados Unidos- los pa¨ªses que conocen m¨¢s de cerca la realidad argelina, aunque han perdido autonom¨ªa, individual y colectivamente, en su pol¨ªtica frente a Argel.
Pese a las dificultades, la UE debe seguir intentando comprometer al r¨¦gimen argelino en una relaci¨®n constructiva, Las medidas pol¨ªticas que baraja la UE -desarrollar un di¨¢logo pol¨ªtico con Argel que incluya el terrorismo y los derechos humanos o reabrir la representaci¨®n de la Comisi¨®n all¨ª- podr¨ªan constituir un punto de partida, no de llegada. Este di¨¢logo no se puede limitar al Gobierno, sino que ha de abarcar a la oposici¨®n, incluidos los movimientos islamistas moderados, especialmente el FIS, aunque no se sepa qu¨¦ representa el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n en la actualidad. En todo caso, debe impulsar la apertura del r¨¦gimen hacia un mayor pluralismo. Es condici¨®n necesaria -aunque, probablemente, no suficiente- para acabar con el terrorismo.
?Qu¨¦ terrorismo? Desde luego, el que practican los islamistas violentos como el Grupo Isl¨¢mico Armado (GIA). Pero el propio r¨¦gimen argelino deber¨ªa contribuir a disipar las dudas sobre una guerra sucia por parte de los aparatos del Estado. Naturalmente, no resulta diplom¨¢ticamente viable descargar sobre el Gobierno la carga de la prueba de su inocencia. No obstante, deber¨ªa al menos abrir el pa¨ªs a una inspecci¨®n de la ONU, a los periodistas extranjeros y a las organizaciones no gubernamentales: el drama argelino requiere de injerencia exterior, diplom¨¢tica, humanitaria. Pero sobre todo requiere transparencia. As¨ª podr¨ªa llegar a conocerse la realidad de unos hechos que, seg¨²n las cifras oficiales -seguramente minimizadas-, han costado la vida al menos a 26.000 personas desde 1992 hasta el comienzo de este mes del Ramad¨¢n, durante el que han podido morir otras 2.000 en crueles matanzas y atentados. El Gobierno, sin embargo, sigue asegurando que el terrorismo est¨¢ siendo derrotado.
S¨®lo si se despeja esta tremenda duda que lleva pesando desde hace meses sobre el cr¨¦dito del poder argelino podr¨¢n plantearse los europeos ayudar al Gobierno a combatir el terrorismo, aportando inteligencia y medios que pudieran servir para localizar a los asesinos. Claro est¨¢ que Argel podr¨ªa pedir tambi¨¦n que Europa no se convirtiera en refugio para los terroristas. Pero dicha ayuda s¨®lo estar¨¢ legitimada si la UE establece un mecanismo de observaci¨®n permanente e informa p¨²blicamente de la situaci¨®n. En una fase posterior, y ante las carencias mediterr¨¢neas de la actual troika comunitaria, los ministros no deber¨ªan descartar para el caso argelino la creaci¨®n de una figura que ha dado ciertos resultados en Bosnia o en Oriente Pr¨®ximo: un alto representante que condujera el di¨¢logo en profundidad intentando ganarse la confianza de todas las partes.
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