El puritano

Nos parecer¨¢ a todos que la causa por la que Clinton va a perder su empleo es insignificante. No puede creerse congruente que el hombre m¨¢s poderoso del mundo tenga que huir, todo por tener relaciones sexuales con una chicuela que se prestaba: en gran parte, para contarlo. Y tanto lo cont¨®, que se lo dijo a la secretaria que iba por la casa con un micr¨®fono oculto y un magnet¨®fono que le hab¨ªa dado el fiscal. En lugar de castigar a la secretaria y al fiscal, castigan al espiado y traicionado: la vida.?Doce veces en el Despacho Oval de la Casa Blanca! El despacho de todo el cine pol¨ªtico: el mejor escenario del mundo. ?Pueden privarse los EE UU de un hombre fundamental por una cosa tan sencilla, y para muchos envidiable? S¨ª. Lo van a hacer. Y es que ese hombre es el presidente de los puritanos. La condici¨®n pudorosa de ese pa¨ªs lleg¨® con los puritanos expulsados de Europa, donde eran ya insoportables. Blancos, anglosajones, protestantes: las siglas de estas condiciones en su lenguaje original, wasp, son hoy el indicativo de la superioridad. La tienen que demostrar p¨²blicamente: si los chicos se drogan, ellos ni fuman. Ni dejan fumar a los dem¨¢s. Tienen los pecadores que ponerse quince metros m¨¢s all¨¢ de sus casas -que son los edificios p¨²blicos- y lo hacen vergonzantemente. Persiguen la pornografia, el alcohol, la homosexualidad, el aborto. Incluso lo que es legal lo quieren prohibir. Probablemente lo har¨¢n los republicanos, que van a suceder a Clinton; y el vicepresidente que ocupar¨¢ el despacho -profanado- cuando le echen. Y que est¨¢n detr¨¢s de toda la campa?a. Los pol¨ªticos son perros de presa: cierran sus mand¨ªbulas en la carne mordida.

El guardi¨¢n de la fe tiene que tener, por lo menos, fe. Aunque est¨¦ en el secreto. Clinton era uno de los guardianes de la fe, uno de los que frunc¨ªan el ce?o a los que ten¨ªan alguna indulgencia con ellos mismos. Ten¨ªa que aparentar. Pero la situaci¨®n se le ha ido de las manos, o de donde sea. Tiene que pagarlo. Lo malo es que el republicano que llegue as¨ª, nuevo y puro, a la Casa Blanca, va a aumentar el azote del puritanismo: en su pa¨ªs y en el mundo.

Sin embargo, le puede esperar un buen porvenir: por lo menos, en el cine pornogr¨¢fico. La mujer violada por ¨¦l cuando era gobernador es otro caso: parec¨ªa m¨¢s grave el acoso que el sexo consentido; y no lo es- ha descrito sus formas anat¨®micas secretas, un cierto ¨¢ngulo y unas proporciones que podr¨ªan ser interesantes.