?lvaro Gil Robles encabeza el rechazo al tren veloz Madrid-Valladolid por da?o ambiental
La Junta de Castilla y Le¨®n archivo un plan dise?ado para proteger Guadarrama
Ni a un lado ni al otro de la sierra de Guadarrama quieren el trazado del tren veloz que sac¨® a informaci¨®n p¨²blica el Ministerio de Fomento el 24 de diciembre pasado, con tan s¨®lo un mes de plazo para presentar alegaciones. A la oposici¨®n surgida en algunos municipios de Madrid gobernados por el PP se ha sumado la Plataforma para la Defensa de la Sierra de Guadarrama Norte, constituida en Segovia el pasado lunes. Entre los miembros que la promueven, el ex Defensor del Pueblo ?lvaro Gil-Robles, y decenas de vecinos residentes en los peque?os pueblos que jalonan la falda norte de la monta?a.
La perplejidad de Gil-Robles y otros miembros de la plataforma comenz¨® en el momento en que se decidi¨® que el nuevo enlace entre Madrid y Valladolid pasara por Segovia, cuando esta capital dispone ya de tren -bien que obsoleto; su velocidad media no alcanza los 60 kil¨®metros por hora-. De hacer una parada en esta ciudad se prolongar¨ªan los tiempos de recorrido entre Madrid y todas las ciudades del norte, desde Vigo a San Sebasti¨¢n, incluyendo A Coru?a, Gij¨®n o Santander. Este enlace surgi¨® precisamente de la necesidad de acortar los tiempos entre el centro y la periferia norte.Para el colectivo ecologista CODA, el paso de la l¨ªnea por la capital de Segovia encierra una operaci¨®n de especulaci¨®n urban¨ªstica en esta ciudad. Santiago Mart¨ªn Barajas, portavoz en este tema de la CODA y Aedenat, asegura que, dada la saturaci¨®n urban¨ªstica de Madrid al sur de la sierra, los promotores han encontrado en este tren una buena excusa para convertir Segovia en una ciudad dormitorio con 30.000 viviendas a?adidas. Seg¨²n Mart¨ªn Barajas, la CODA tiene constancia de que varios bancos y grupos inmobiliarios de Madrid est¨¢n ofreciendo opciones de compra de terrenos y de cr¨¦ditos en contratos privados en tomo a la futura estaci¨®n, donde los terrenos son nueve veces m¨¢s baratos.
Para las fuerzas vivas de Segovia la estaci¨®n es una reclamaci¨®n indiscutible. Un informe de la C¨¢mara de Comercio de abril de 1997 sobre el proyecto afirma que la provincia no puede queda partida en dos por un tren que pase de largo. Pesan, adem¨¢s, agravios hist¨®ricos como que la actual estaci¨®n carece de continuidad (los trenes deben entrar y retroceder para continuar su trayecto) y que conectar con Madrid cuesta el doble de tiempo que en coche.
Rom¨¢nico amenazado
En ese informe, la C¨¢mara de Segovia apuesta por el trazado propuesto por la Comunidad de Madrid y rechaza el de Fomento. Se trata, el suyo, del trayecto m¨¢s recto y corto, cuyo coste se estima inferior al de Fomento en 30.000 millones porque la mayor longitud de sus t¨²neles se compensa con su menor recorrido. M¨¢s all¨¢ del coste, la C¨¢mara se?ala que su opci¨®n es la que menos impacto ambiental causa.Fomento no ha considerado los informes de la Comunidad de Madrid ni los de la C¨¢mara de Comercio de Segovia. Ha optado por la soluci¨®n que bordea la sierra, donde le esperan decenas de alegaciones en contra de la plataforma y particulares, como el propio ex defensor del Pueblo ?lvaro Gil-Robles.
Este colectivo ha echado mano del Plan Especial de la Sierra de Guadarrama puesto en marcha en 1992 por la Junta de Castilla y Le¨®n, cuya ejecuci¨®n qued¨® suspendida al ponerse en marcha el proyecto del tren. El plan, misteriosamente, ha desaparecido de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, seg¨²n la respuesta dada a miembros de la plataforma que requirieron un ejemplar.
A pesar de esta desaparici¨®n, queda constancia de su contenido en el libro Paisaje y desarrollo integral en ¨¢reas de monta?a, que acaba de editar el Ministerio de Medio Ambiente. En ¨¦l se describe el proceso hist¨®rico de los peque?os pueblos de la sierra de Guadarrama norte, cuya tradici¨®n ganadera ha mantenido una arquitectura popular y un entorno que "necesita ser protegido de las presiones urban¨ªsticas y actividades vinculadas al ocio de Madrid". De hecho, la Junta de Castilla y Le¨®n impuls¨® el plan en 1992, tras rechazar una propuesta de convertir 60 hect¨¢reas de suelo r¨²stico en Navafr¨ªa en parcelas urbanizables.
Si no se toman medidas, los devastadores efectos de la din¨¢mica de la gran metr¨®poli madrile?a, dice el plan, el peligroso modelo desarrollado en Torrecaballeros -apodado el merendero de Madrid- se extender¨¢ a todos los pueblecitos a¨²n no tocados de la sierra.
Todos estos peque?os n¨²cleos incluidos en el Plan de Protecci¨®n -25 municipios que, todos, no suman los 5.000 habitantes quedan afectados directamente por el trazado del tren. En la mayor¨ªa de los casos quedar¨¢n encajonados entre la carretera nacional N-110 y las grandes trincheras o viaductos del tren. "No se justifica que se aproxime de forma temeraria a los pueblos a pie de monte dej¨¢ndolos asfixiados y constre?idos por dos" barreras artificiales, con las secuelas permanentes de ruidos, vibraciones y aislamientos", se afirma en un estudio del proyecto. Junto a estas barreras, varios edificios hist¨®ricos, como el relevante cat¨¢logo de iglesias rom¨¢nicas de Trescasas, Pelayos del Arroyo, las ruinas del monasterio cisterciense de Santa Mar¨ªa, en Collado Hermoso o la iglesia de Sotosalbos, un monumento nacional amenazado por unas trincheras ferroviarias a menos de cien metros de su maravilloso p¨®rtico. "
Viene a destrozar una zona de pie de sierra virgen, un espacio natural incre¨ªble, proyectado para ser protegido", resalta ?lvaro Gil Robles, miembro de la Plataforma y afectado por el trazado de Fomento. Gil Robles afirma que el elemento que antes parec¨ªa imposible -un t¨²nel recto por Guadarrama- resulta que es posible, causa menos impacto y es m¨¢s barato. "Humanamente -afirma- no se justifica la opci¨®n de Fomento, cuando hay la posibilidad de hacer ese mismo recorrido directo que responda a las justas demandas de Segovia. La opci¨®n de Fomento dif¨ªcilmente va a ser entendida por organismos como el Consejo de Europa".
El ge¨®grafo Eduardo Mart¨ªnez de Pis¨®n comparte ese critero y la convicci¨®n de que no se tiene ning¨²n miramiento con el territorio ni se piensa en el paisaje que encierra.
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