Prensa de rumores

La prensa neoyorquina (y la del resto de EE UU) est¨¢ enzarzada en serios dilemas acerca de lo que es o no es publicable. En pleno esc¨¢ndalo Lewinsky se ha estrenado en Nueva York la obra teatral brit¨¢nica Shopping and fucking (Comprando y follando), y todos los peri¨®dicos han explicado que no pueden reproducir la segunda parte de esa frase por motivos de estilo.

Sin embargo, en las p¨¢ginas de nacional, esos diarios reproducen una inusitada gama de alegaciones contra Clinton, respaldadas con vagos seg¨²n algunas fuentes.

Estas fuentes, que sostienen en gran parte el supuesto esc¨¢ndalo sexual de Clinton, se toman prestadas de un medio a otro, sin verificar, a partir de una emisi¨®n por televisi¨®n o por Internet, y como resultado parece que hay innumerables confidentes.

El lunes, los dos diarios que compiten en el mercado sensacionalista de Nueva York, The Dady News y The New York Post, coincidieron en portada: Sorprendidos en el acto sobre fotos de Clinton y Lewinsky. Dentro se ve¨ªa el truco: ninguno ten¨ªa el testimonio de un testigo, sino que estaban citando, igual que otros, a la cadena de televisi¨®n ABC, que el d¨ªa anterior hab¨ªa recogido tal testimonio de una "f¨²ente sin identificar".

El jurista Rodrigo Busto, que prepara una tesis sobre difamaci¨®n en la Universidad californiana de Stanford (en la que estudia Chelsea Clinton) opina que los medios de EE UU "han planteado el caso como un hecho consumado en el que s¨®lo falta la dimisi¨®n". Este experto subraya que no hay precedente de una sanci¨®n a un diario por alejarse de sus criterios profesionales al dar una informaci¨®n que pueda ser difamatoria. De manera que m¨¢s que una cuesti¨®n de lo que se puede hacer legalmente es una cuesti¨®n de ¨¦tica.