No entiendo
Es tan larga y tan ancha la lista de cosas que no entiendo, crecen a mi alrededor en tal manera, que ya no s¨¦ si he dejado de pertenecer al mundo o si ¨¦ste se ha salido de ¨®rbita y ha dejado de pertenecer a la vida. Lo que llam¨¢bamos mundo. Lo que llam¨¢bamos vida. Me refiero a cosas tangibles e intangibles, a cotidianos aconteceres quiz¨¢ insignificantes y a noticias que trascienden los techos del espanto.Entre las banales, porque me da lo mismo, ?por qu¨¦ proliferan de pronto en Madrid las santer¨ªas, las tiendas esot¨¦ricas, los reductos de meigas y sombras all¨¢ donde hace unos meses, o unos d¨ªas, hubo una p¨²dica mercer¨ªa o negocio similar? ?Es porque nuestra Bibiana Fern¨¢ndez se ha echado un novio aceitunero en Cuba, a ver si hay suerte (me temo que san Antonio de la Florida se est¨¢ quedando para vestir santos), o existen en los esp¨ªritus otras carencias, m¨¢s metaf¨ªsicas, que los impulsan a explorar desesperadamente rutas ignotas?
Bajo por Bravo Murillo. Desde el escaparate de una santer¨ªa me contempla san Muerte, un esqueleto con negras tocas y la guada?a yaciendo sobre el pecho al estilo de la mano presidencial norteamericana en posici¨®n de saludo solemne. A la imagen de san Muerte -se nos explica-la escondieron los indios en la jungla cuando Carlos III expuls¨® a los jesuitas, fue troceada y repartida, luego recompuesta... Por el escaparate atisbo, asimismo, a Yemany¨¢ (equivalente m¨¢gico de la Virgen de la Caridad del Cobre, como es sabido), as¨ª como a otros santi?os de la manigua, y tambi¨¦n hay penes y escrotos de cera en diversos calibres, velas para hacer conjuros y qu¨¦ s¨¦ yo.
Poco despu¨¦s, en el oratorio de Fuencarral esquina a Augusto Figueroa, tomo de entre los barrotes una hojuela de tipo parroquial, firmada por Al-Vi-So, y compruebo que es una exaltaci¨®n del rosario y novena de la Divina Misericordia. El comunicado comienza as¨ª: "Recordar¨¢s, Gil, que en el mes de junio, no tuvimos tiempo ni espacio para ocuparnos de las cuatro cosas que el Coraz¨®n de Jes¨²s le manifest¨® a la beata Mar¨ªa Faustina para mejor practicar y propagar el culto a su amor misericordioso ..." No entiendo nada (ni siquiera por qu¨¦ me llaman Gil), ni del introito ni del texto que sigue, en forma de di¨¢logo, de donde se deduce que tampoco la religi¨®n en que fui bautizado aporta luz alguna a mi incomprensi¨®n. Alguien me larga un folleto al pasar. Ofrece autosanaci¨®n, localizaci¨®n de la causa metaf¨ªsica, t¨¦cnicas de curaci¨®n de Sri Yoganada, cristaloterapia y una sesi¨®n de reiki, sistema usui. En esto que pasa un autob¨²s de la EMT con el infamante eslogan: "Beber no es vivir", y tampoco entiendo este alegato p¨²blico e institucional contra la cultura del vino, ni la "insubordinaci¨®n" del Ayuntamiento madrile?o frente a la UE, defensora de la dieta mediterr¨¢nea, o frente a la Comunidad de Madrid, que desde su parcela defiende, promueve y en ocasiones subvenciona los buenos y heroicos caldos de la regi¨®n.
A la vuelta de mi periplo, me acodo sobre la barandilla del aparcamiento p¨²blico de General Per¨®n. ?Lograr¨¦ hoy avistar un solo veh¨ªculo entrando en tan infrautilizado recinto? Tampoco esta vez lo consigo, y llevo seis meses intent¨¢ndolo. A prop¨®sito, en el paradigm¨¢tico parking de la plaza de Oriente sucede tres cuartas partes de lo mismo, ?con lo que nos ha costado en molestias mil, destrucci¨®n de la historia y pelas...! Tampoco a los autobuses les da la gana aparcar en el gigantesco espacio expeditivamente "desbrozado" por el Ayuntamiento, y ni siquiera estacionan para soltar a sus japoneses: ?cuesta 400 calillas! Y, claro, yo no entiendo qui¨¦n va a sufragar los delirios parkingsonianos de nuestro alcalde.
No entiendo a los skins que masacran los s¨¢bados-sabadetes a quienes tienen la fortuna de no parecerse a ellos, a los cobardes maridos que torturan y asesinan a sus esposas, a quienes se suicidan colectivamente para "ir al cielo", a los chavales que apu?alan a sus madres porque se lo mandan los esp¨ªritus, a los freaks abusadores de ni?os indefensos, a quienes se divierten martirizando a un inocente animal o contemplando c¨®mo lo hacen otros.
?No entiendo!
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