N¨²mero equivocado
EL PRESIDENTE de Telef¨®nica, Juan Villalonga, ha tenido la ocurrencia de criticar agriamente al Gobierno (al Ministerio de Fomento: Arias-Salgado) por actuar como un regulador parcial y "arbitrista" en el proceso de liberalizaci¨®n de las telecomunicaciones. El argumento de Villalonga parte de que el Estado e s propietario del 30% de Retevisi¨®n; de que es juez y parte en la ordenaci¨®n del mercado que pretende arbitrar; que practica a favor del segundo operador una discriminaci¨®n positiva que impedir¨ªa a Telef¨®nica competir en igualdad de condiciones mediante la imposici¨®n de tarifas. Seg¨²n el presidente de Telef¨®nica, varios proyectos de la compa?¨ªa que hubiesen podido beneficiar al consumidor han sido bloqueados por la actuaci¨®n parcial de Fomento. El ep¨ªlogo de Villalonga advierte sobre el peligro de que los nuevos operadores telef¨®nicos se conviertan en "par¨¢sitos privilegiados" de Telef¨®nica y, en l¨ªnea con el mensaje de reci¨¦n converso a la libre competencia y a la transparencia total, pide -o m¨¢s bien exige- que el Estado salga pronto de Retevisi¨®n. Resulta parad¨®jica la fe en la competencia empresarial que exhibe el presidente de la ex empresa p¨²blica, paradigma de monopolio hasta hace unos d¨ªas y que todav¨ªa opera en condiciones de ventaja sideral frente a un segundo operador que, al menos de momento, s¨®lo puede desarrollar el negocio de llamadas interprovinciales e internacionales. Juan Villalonga, defensor ferviente de? mercado sin restricciones, fue nombrado presidente de Telef¨®nica, sin experiencia previa en el sector de las telecomunicaciones, cuando la empresa era un monopolio puro y duro, y por decisi¨®n del mismo Gobierno (de su presidente, del que es ¨ªntimo amigo) al que hoy acusa de participar "interesadamente" en el segundo operador. No hay constancia de que se quejara cuando las decisiones "arbitristas" -que las hubo,-y en abundancia- beneficiaban a Telef¨®nica; quiz¨¢ porque la competencia empresarial se entiende mejor cuando uno est¨¢ en abrumadora ventaja relativa sobre el resto de las compa?¨ªas. Causa sorpresa que Villalonga arremeta ahora contra el proceso de liberalizaci¨®n de las comunica ciones atacando precisamente aquellos aspectos que parecen m¨¢s l¨®gicos para equilibrar la enorme desventaja de Retevisi¨®n frente a Telef¨®nica. La imagen de una Telef¨®nica "con las manos atadas" frente a una Retevisi¨®n "con las manos libres" que dibuja Villalonga no es, como pretende, el resulta do de una l¨®gica perversa, sino la tarea ineludible del regulador mientras se alcanza la libertad total de operaciones. Cuando el presidente de Telef¨®nica pide que el precio de la interconexi¨®n que paga Retevisi¨®n responda "al coste real que soporta el que realiz¨® las inversiones", est¨¢ poniendo inadvertida mente el dedo en la llaga y refutando eficazmente su interesada soflama a favor de la libre competencia; porque, efectivamente, las inversiones a las que alude las realiz¨® una empresa p¨²blica, trabajando con gestores nombrados desde los Gobiernos y en r¨¦gimen de monopolio durante m¨¢s de setenta a?os. Gracias a este esfuerzo -que no es, desde luego, el de la actual direcci¨®n ni de la presente composici¨®n accionarial-, Telef¨®nica puede esgrimir hoy una ventaja aplastante en un r¨¦gimen de libre competencia; y es esa ventaja -que aplicada sin restricciones se convertir¨ªa en ventajismo- la que el regulador debe equilibrar mientras se cumplen las etapas marcadas para llegar a la liberalizaci¨®n total. La respuesta p¨²blica del ministro de Fomento defendiendo la discriminaci¨®n positiva como f¨®rmula para aumentar la competencia del mercado mientras se produce la transici¨®n es oportuna y, afortunadamente, poco crispada. Las fases de liberalizaci¨®n, que ya suponen un calendario apretado de preparaci¨®n para el segundo y sucesivos operadores, se ir¨¢n cumpliendo seg¨²n los ritmos conocidos, que implican la adjudicaci¨®n de la tercera licencia de telefon¨ªa fija en mayo y la liberalizaci¨®n total en diciembre. De acuerdo con lo previsto, ratific¨® Arias, el Estado vender¨¢ su 30% en Retevisi¨®n antes del 1 de diciembre. Mientras se dan estos pasos, el Estado debe seguir actuando como un regulador minucioso de la competencia, y ello implica "maniatar" parcialmente a Telef¨®nica. Porque la competencia abierta que reclama Villalonga, con el se?uelo de los beneficios para el consumidor equivaldr¨ªa a regalar un mercado cautivo a Telef¨®nica, usufructuaria de las ventajas del monopolio reci¨¦n liquidado.
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